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Agricultura: ¿cómo seguimos después del temporal?

Qué cultivos y qué labores realizar en este momento para optimizar los tiempos y evitar mayores retrasos en las tareas agrícolas

infocampo
Por Infocampo

Santa Fe está sufriendo desde hace varias semanas inundaciones en gran parte de su territorio que han causado enormes pérdidas materiales, en rutas, caminos, infraestructura y producción. El INTA publicó un informe con un análisis y recomendaciones para los productores agropecuarios de la región central de la provincia a fin de definir qué cultivos y qué labores realizar en este momento para optimizar los tiempos y evitar mayores retrasos en las tareas agrícolas. Aquí reproducimos el artículo completo:

El centro de Santa Fe, al igual que gran parte de la Región Pampeana, ha sufrido precipitaciones por encima de las normales en los últimos días del 2016 y los primeros del 2017. Particularmente en Rafaela, las precipitaciones acumuladas entre el 1 de diciembre y el 9 de enero alcanzaron los 425 mm (Estación Meteorológica EEA Rafaela). Esta situación se vio agravada por la escasa profundidad de la napa freática al inicio del temporal (1 m; Estación Meteorológica EEA Rafaela), combinación que ha provocado pérdidas parciales en lotes de sojas de 1era, pérdidas totales en los de 2da y además, ha retrasado la siembra de maíces tardíos o de 2da. Por eso, se plantean algunas posibilidades de producción (soja y maíz) para los sistemas agrícolas del centro santafecino con el objetivo de evitar perder una campaña, contabilizando los riesgos que se asumirían en función de la época del año. Además, se anexan recomendaciones para la cosecha de girasol en aquellos lotes “volcados” y con falta de piso.

Considerando el estado hídrico actual de los lotes del centro de Santa Fe (10/01/2017), es probable que sean necesarios como mínimo 10 días para ingresar a realizar labores. En función de ello, es de suma importancia definir qué cultivos y qué labores debemos realizar para optimizar los tiempos y no retrasar más aún la siembra de los cultivos. En este informe, se ofrecen algunas herramientas técnicas para aportar a la toma de decisiones.

Soja

En siembras tardías del cultivo de soja (Soja de 3era) existe una menor duración de las etapas vegetativas debido al acortamiento de los días y a las altas temperaturas a las que el cultivo es expuesto durante sus primeras etapas. Además, la planta es inducida a floración en una etapa vegetativa temprana, lo cual provoca una menor altura ya que se desarrollan menor cantidad de nudos, disminuye el índice de área foliar y, por ende, hay una menor acumulación de materia seca. A medida que se retrasa la fecha de siembra, aumenta el riesgo de la ocurrencia de heladas tempranas, las que causarían la interrupción del llenado de grano. Por esta razón, la etapa crítica de llenado de grano (R5 a R7) debería ubicarse antes del 15/05, fecha probable de la primera helada. Es importante que los materiales a utilizar sean de ciclo indeterminado, de manera de que, si se atrasan las primeras heladas, puedan compensar el acortamiento de los ciclos.

Para Soja de 3ª, entonces, los cultivares recomendados son los de los grupos de madurez V ó VI, fuertemente indeterminados. Es aconsejable reducir el espaciamiento entre surcos y aumentar la densidad para compensar la menor área foliar y, por ende, capturar la mayor cantidad de radiación (cierre del surco) al momento de R5 (comienzo de llenado de grano).

Con respecto al efecto del nivel de la napa sobre los rendimientos de soja, este cultivo tiene un mejor comportamiento en ambientes de napas superficiales que el maíz, aunque con consecuencias negativas en la medida que son menores al 1,20 m.

Maíz

Bajo las condiciones actuales del centro santafecino, el cultivo de maíz es una alternativa promisoria para fechas tardías, sin embargo el elevado costo de la semilla y su disponibilidad podrían ser las principales limitantes de la elección de dicho cultivo.

En líneas generales, en ensayos llevados a cabo en la EEA Rafaela del INTA se ha observado un buen comportamiento del cultivo de maíz en fechas de siembra tardías (luego de maíz o girasol), con un rendimiento promedio fue de 5128 kg/ha (±1832 kg/ha). No obstante, es importante analizar la factibilidad económica y el riesgo que implica la realización de este cultivo, en cada situación.

Por otro lado, dada la menor radiación al momento de llenado de grano, es recomendable reducir la densidad de siembra y es importante cuantificar el nitrógeno disponible al momento de la misma para una correcta elección de la dosis a utilizar, ya que los excesos hídricos posiblemente provoquen pérdida de nitrógeno por lixiviación.

El maíz se verá afectado en el rendimiento por el efecto de la napa cuando la misma se encuentre a menos de 1,4 m y de allí en adelante, cuanto más cercana a la superficie, mayor será la depresión de los rendimientos.

¡Otra vez las malezas!

En lo que respecta a las malezas, se debe tener en cuenta que los tratamientos residuales realizados en pre siembra – pre emergencia seguramente han sido degradados y/o lavados dado el tiempo transcurrido y la cantidad de precipitaciones, por lo que es muy probable que emerjan malezas nuevas. Por esto, es importante considerar que las especies de malezas que estaban presentes antes de la implantación del cultivo, van a emerger debido a semientes que se encuentran en el banco de semillas del suelo y comenzarán a salir de su latencia.

Es indispensable trabajar codo a codo con el ingeniero agrónomo asesor para identificar a tiempo las malezas y tratarlas con productos selectivos y aplicar el correcto residual.

Dentro del complejo de malezas gramíneas que pueden aparecer, Equinocloa sp. presenta buena capacidad para invadir un potrero en condiciones de anegamiento y, en muchos casos, presenta resistencia al glifosato. En este sentido, si el cultivo a desarrollar es una gramínea (maíz por ej.), toma una mayor relevancia la utilización de productos selectivos y residuales ya que el abanico de productos químicos para controlar las malezas es mucho más acotado.

La altura de las napas (hasta hoy en superficie) son un factor importante a tener en cuenta, ya que al estar tan altas cualquier labor a realizar va a ser afectada por las precipitaciones por más leves que sean.

Con respecto a la soja de 1°, si logró cerrar el surco, los tratamientos contra malezas van a ser ineficaces. Por otro lado, en aquellos lotes más atrasados (entresurco abierto), se recomienda hacer un relevamiento y, en caso de ser necesaria una aplicación, considerar el lapso de tiempo necesario para tener “piso” y poder realizar dicha labor.

En estas situaciones de falta de piso, una opción son las aplicaciones aéreas. Ante esta alternativa, hay que asegurarse de que el estado del cultivo y la infestación de malezas justifique el control teniendo en cuenta lo mencionado previamente.

Los lotes de soja de 2° que sobrevivieron a la lluvia ocurrida presentan sectores anegados (bajos) que seguramente se van a enmalezar. Aunque en esos sectores el cultivo se pierda, se los deberá considerar a la hora de los tratamientos ya que, de no hacerlo, se convertirán en un nicho de reproducción para las malezas.

Recomendaciones para la cosecha de girasol volcado o con falta de piso

Los cultivos de girasol en el centro de Santa Fe ya han alcanzado la madurez fisiológica y están próximos a cosecha, sin embargo, en gran parte de los lotes de siembra directa se ve deteriorado su anclaje con un elevado porcentaje de plantas inclinadas o volcadas. Además, algunos capítulos comenzaron a tocar el suelo sobresaturado o con agua, presentando semillas brotadas. También comienza a observarse capítulos con ataque de Rhizopus sp, que produce «la podredumbre negra» y posterior descomposición del capítulo.

Frente a estas circunstancias, las pérdidas pueden llegar a ser muy elevadas; es por eso que antes de iniciar la cosecha, es importante realizar una serie de análisis siguiendo un orden de prioridad.

En primer lugar, se deberá tener un panorama de las condiciones del cultivo, es decir, humedad del grano, proporción de plantas volcadas, y cuantificar las zonas anegadas. Esto permitirá decidir el orden de cosecha y priorizar aquellos lotes con mayor porcentaje de plantas caídas (más de 45º), aún con humedades en semillas de entre 16 y 18%. Además, es aconsejable priorizar aquellos lotes que presenten enmohecimiento y hasta podrido de los granos en los capítulos. En segundo lugar, se deberá tener en cuenta el sobrecosto por el secado de grano, dado que casi la totalidad de los granos cosechados deberán ser secados debido a la mezcla de granos secos con granos brotados. No es recomendable el almacenamiento en silobolsa bajo estas condiciones.

Por la falta de piso, el equipo de cosecha y su regulación cobran vital importancia. Es preferible utilizar cosechadoras de la Clase 4 a la 7.

Un punto importante en la regulación de la cosechadora es la utilización de cóncavos “ciegos” (sin orificios), o con algunos de formato oblongo de unos 40 a 50 mm de diámetro mayor. De esta forma, se evita el desmenuzado de los capítulos y por ende es posible mantener las zarandas limpias. Por otro lado, dado el estado hídrico del suelo, se debe pensar en otorgarle la mayor flotabilidad posible a los equipos de cosecha. Es válido recordar que la cosecha en estas condiciones, trae aparejada mayores costos de recolección, entre un 50 y 70% superiores al de una situación normal.

Por último, la pérdida por cosecha admisible es hasta 70 kg de granos /ha, de los cuales gran parte (70%) suelen ser por el cabezal. Por esto, es necesario contar con implementos que contribuyan a reducir las pérdidas de cosecha, especialmente a la hora de cosechar lotes “volcados”. Normalmente las empresas nacionales de cabezales girasoleros, suelen ofrecer kits que permiten una aceptable recuperación de capítulos en cultivos caídos o revolcados. Es recomendable no improvisar con ganchos soldados en el extremo de las bandejas, dado que pondrán en riesgo su integridad estructural.

Por: Juan Manuel Orcellet , Lucia Rosetti, Juan Manuel Picco , Juan Marcos Giordano.