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Avispas carroñeras: la plaga que va contra todo en la Patagonia

Este mes es el pico poblacional de las avispas conocidas como “carroñeras” o “chaqueta amarilla” . Estas alcanzan su mayor cantidad, agresividad y actividad, atacando no sólo a los humanos sino también a las producciones regionales.

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Por Infocampo

Aumenta la preocupación en la Patagonia debido a la presencia de avispas conocidas como “chaqueta amarilla” o también “carroñeras”, que afectan tanto a la apicultura como a la ganadería y la fruticultura.

“Estas peligrosas avispas generan efectos negativos en las producciones regionales porque atacan al ganado a través de las heridas, incluso su presencia le genera estrés a las vacas”, explicó Maite Masciocchi, investigadora del Conicet en el INTA Bariloche a un medio.

Durante el mes de marzo, las avispas alcanzan su mayor cantidad, agresividad y actividad, atacando no sólo a los humanos sino también a las producciones regionales.

“Estos insectos son capaces de depredar colmenas débiles y también molestan en las actividades forestales por interferencia con operarios, sin olvidarse de las consecuencias en sanidad y turismo”. Asegura la especialista.

Las avispas chaqueta amarilla, que llegaron a la zona sur de la Argentina en la década del ’80, ingresaron por Chile desde el norte de Mendoza, pasando por el Río Limay hasta Tierra del Fuego.

“Son avispas sociales, invasoras y depredadoras, con gran plasticidad fenológica que se adapta fácilmente a diversos climas, ambientes y suelos, motivo de su éxito e invasión en el mundo entero”, explicó Masciocchi.

En cuanto al ciclo el mismo es anual, donde las reinas salen de la invernación en septiembre u octubre, luego inician sus colonias subterráneas donde aumentan los individuos dentro de los nidos hasta abril o mayo, “momento en el cual muere toda la colonia y sólo sobreviven de una temporada a la otra las nuevas reinas que vuelven a invernar”, detalló la investigadora.

Estas avispas carroñeras se alimentan a principios de la temporada de frutas, flores y jugos, mientras que durante el verano fundamentalmente comen proteínas de todo tipo, por lo que frecuentan lugares donde los humanos dejan restos de comida (asados, sándwiches) ya que “cuentan con unas mandíbulas muy poderosas”.

Actualmente, el Conicet está llevando adelante un informe sobre el valor y pérdida económica que genera la presencia de esta avispa.