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La caída en la producción de uva y en el consumo de vino pone en jaque a la vitivinicultura

Entrevista a Eduardo Sancho, presidente de Fecovita.

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Por Infocampo

Infocampo estuvo en Mendoza, recorriendo viñedos, visitando cooperativas vitivinícolas y conversando con referentes del sector para conocer la realidad de la vitivinicultura argentina. En la oportunidad, dialogamos con Eduardo Sancho, presidente de Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas). 
– ¿Cuál es la situación actual de la vitivinicultura en Argentina?

La vitivinicultura ha tenido una realidad muy cambiante, porque nos hemos tenido que adecuar a tener excedentes muy grandes con los precios del vino muy bajos, y a la realidad del 2016 con una cosecha que fue la más baja de los últimos 20 o 30 años y un 25% de disminución de la producción. Esto tuvo un beneficio, ya que recuperó precios al productor, lo cual fue muy importante porque los precios venían muy mal. En el mercado no hubo mucho problema porque traíamos excedentes de varios años entonces pudimos elaborar sin inconvenientes. Esperábamos que en 2017 hubiese una recuperación mucho más importante, el mismo Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) pronosticaba una cosecha de 22 millones de quintales, pero no fue así, razones climáticas y un alto abandono de viñedos por las crisis económicas que han sufrido los productores, llevaron a que casi finalizando la cosecha tengamos una producción superior a la del año pasado pero mucho más baja que la de una cosecha normal. Esto hace que enfrentemos complicaciones en 2017.

Va a ser interesante ver cómo vamos a llevar adelante el 2017 porque vamos a tener una producción muy baja, sin arrastrar excedentes de otros años, con un precio estabilizado y ahí hay que ver cómo terminamos la cosecha y cómo se comporta el consumo en 2017.

Estimamos que de 22 millones de quintales que se esperaban en diciembre, bajemos a 18 o 19 millones, no creo que estemos más de 18. Es una caída superior al 20%.

– Esto provocará un aumento en el precio pagado al productor…

Sí, el vino para el productor va a tener un buen valor y entonces, va a invertir. Porque aunque venga de estar fundido, apenas se empieza a recuperar, el productor invierte en mejoramiento de viñedos, tecnología, etc. Entonces estamos viendo que hay una reinversión en la vitivinicultura.

– La producción cayó por cuestiones climáticas y por abandono de viñedos. ¿Qué segmento y cuántas hectáreas dejaron de producir?

Si bien no hay datos, ni un relevamiento exhaustivo de los viñedos abandonados, nosotros sabemos que son muchos. El INV cuando pronostica la producción, hace un muestreo y multiplica por la cantidad de hectáreas pero no tiene en cuenta la disminución de hectáreas, no tiene ese dato, por eso las estimaciones de cosecha son un poco más elevadas. Y los viñedos que se abandonan, es difícil que se recuperen porque el abandono viene ya del año pasado. Los productores de fincas de 40 hectáreas para abajo son los que han abandonado sus viñedos, centrándose especialmente en los de 10 hectáreas. Los productores que vivían solo del viñedo, cayeron. Pero muchos viven de otra actividad, desde médicos a abogados que tienen sus 10 o 15 hectáreas, hasta obreros que tienen 3 hectáreas y el fin de semana la trabajan con su familia. Estos últimos son menos vulnerables porque si sus viñedos producen pérdidas los pueden mantener con el otro ingreso. El que está más complicado es el productor de entre 15 y 30 hectáreas que vive del viñedo, esos sufrieron una crisis fuerte.

– El consumo de vino viene cayendo desde hace algunos años, mientras que el de la cerveza no deja de crecer ¿Qué se está haciendo para revertir la situación?

El drama que tenemos en este momento es una caída en el mercado. El precio del vino a productor estuvo congelado tres años pero en 2016 se recuperó, esto produjo un aumento en el precio del vino y esto derivó en una disminución del consumo de alrededor del 9 o 10%.

El consumo de vino cayó drásticamente. La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) está trabajando para revertir eso. Es un organismo que se formó a principios de los años 1999-2000, y en conjunto se armó el Plan Vitivinícola. Ahí hubo una decisión estratégica de decir: está bien la publicidad que hace cada empresa pero si nosotros no hacemos una publicidad en conjunto, es muy difícil competir con bebidas como las gaseosas o la cerveza, donde hay dos o tres grandes empresas que tienen una fuerza de publicidad tremenda. Entonces se acordó hacer publicidad institucional y se armó el Plan Estratégico y todas las bodegas, por ley, estamos obligadas a aportar a un fondo común para hacer promoción en el mercado interno y en el mercado externo.

Creemos que este es el camino para revertir la caída del consumo de vino. Cuesta, se hace difícil porque las inversiones de las otras bebidas son muy grandes y sus costos de producción son mucho menores, entonces ellos pueden dedicar mucho más margen a la publicidad que la vitivinicultura. Pero creemos que de a poco puede haber una recuperación del mercado, no es fácil porque también es un tema cultural que hay que empezar a cambiar.

– ¿Qué tipo de vino es el que consumen los argentinos?

El 93% del consumo de vino en la Argentina corresponde a la gama media y baja. La vitivinicultura argentina vive de la persona que toma un poco de vino todos los días, esa es la riqueza nuestra, no el que toma esporádicamente una botella de vino caro, de alta gama, una vez cada diez días, ese consumo es solo el 3 o 4% del mercado total.

Lo que se exporta, mayormente es el vino de media o alta gama, y el vino común se exporta más a granel o a los países limítrofes como Paraguay, Uruguay, algo a Brasil porque más lejos ya se complica el flete del producto.

– Muchos pequeños vitivinicultores quedaron afuera del juego ¿cómo se hace para evitar la desaparición de estos productores?

Es muy difícil que un productor pequeño o mediano en la vitivinicultura pueda subsistir si no está asociado e integrado, el que no lo está, desaparece. El camino es el asociativismo, el cooperativismo.

– Esta misma idea la trasladaron a la comercialización en el exterior

Sí, lo mismo que usamos para el mercado interno, asociarnos entre nosotros, lo estamos usando para el mercado internacional. Hace cuatro años empezamos a trabajar con una Federación de Cooperativas del sur de Francia, Finadeis, que es muy parecida a Fecovita en su organización pero un poco más chica.
El 60% de la producción vitivinícola mundial viene de cooperativas pero solo el 10% de la comercialización de vinos está en manos de ellas. Por eso nosotros, junto con los franceses, creímos que teníamos que avanzar en esa comercialización, trabajando en conjunto para lograr los mercados y trasladar ese beneficio al productor. Entonces nos asociamos para vender vinos en el mercado chino y en Brasil, y ahora estamos empezamos a trabajar en Estados Unidos. Tenemos oficinas en Shangai y San Pablo.
Es una alianza muy simple y práctica para atacar un mercado determinado: disminuimos costos, hacemos promoción en conjunto, tenemos una oficina entre ambos, tenemos personal en conjunto, presentamos una lista con los vinos franceses y argentinos a nuestros clientes, y es muy compatible. En EE.UU. tenemos la idea de asociarnos para comprar una distribuidora en New York para alcanzar la parte este del país.

Por Mariela Vaquero

mvaquero@infomedia.com.ar @kittyvaquero

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