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Orgánicos, la otra agricultura

La producción orgánica como negocio, es decir con certificación y destinada al mercado externo, tiene una corta historia en nuestro país. La estadística del Senasa indica que comenzó en 1995, con una superficie agrícola de apenas 12.162 hectáreas y otra ganadera de 104.357.En apenas diez años las cosas cambiaron. Los orgánicos reciben un sobreprecio con respecto a los commodities y tributan entre un 5% y un 9% de derechos de exportación.

La producción orgánica como negocio, es decir con certificación y destinada al mercado externo, tiene una corta historia en nuestro país. La estadística del Senasa indica que comenzó en 1995, con una superficie agrícola de apenas 12.162 hectáreas y otra ganadera de 104.357.En apenas diez años las cosas cambiaron. Los orgánicos reciben un sobreprecio con respecto a los commodities y tributan entre un 5% y un 9% de derechos de exportación.
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Por Infocampo

En diez años las cosas cambiaron. En el primer caso el área se multiplicó por 4,7 y en el segundo el incremento fue del 1973%, aunque con algunos retrocesos en 2001/02 y 2003/04, luego superados.

Como bien definen los productores que se dedican a esta actividad, se trata de especialidades, con nichos de mercado y sin precios de referencia, con la opción de contratos pre siembra en granos y la comercialización agrupada para lograr volumen. Pero lo principal, aseguran, es que son sustentables como sistema productivo en todo el sentido de la palabra: ambiental, social y económicamente.

Hoy la demanda externa, donde se destina esta producción, está insatisfecha, y países como Estados Unidos se están sumando fuertemente a la cartera de clientes que encabezan la Unión Europea y Suiza. Los granos ocupan el 62% de la agricultura orgánica y se concentran en la provincia de Buenos Aires. En orden de jerarquía el trigo es el cultivo con mayor volumen, luego el girasol y bastante lejos se ubican el maíz y la soja, también se hace algo de cebada, avena y mijo.

“Es llevar al detalle lo que era el ABC de la agronomía, es una tecnología de procesos a diferencia de la agricultura convencional que es una tecnología de insumos. Para ser orgánico no sólo no se deben utilizar productos de síntesis química, sino que la producción tiene que estar certificada”, resume Diego Fontenla, ingeniero agrónomo, asesor y productor en la zona de Tres Arroyos.

“En el manejo de plagas se puede decir que nos basamos en un sistema de rotación con ciclos ganaderos y, por eso, la incidencia de plagas es mínima. Nuestro mayor problema son las malezas, los cultivos lucen más sucios, pero esto no hace que perdamos cosechas.

La producción se limpia y clasifica para ser entregada con excelente calidad”, agrega Fontenla, quien también está coordinando la cuarta jornada de agricultura orgánica extensiva que se realizará el 4 de abril en Pedro Luro.

“En cuanto a rindes, si bien es difícil de calcular, siempre son menores que en los cultivos convencionales. En trigo puede ser alrededor de un30 a un 40%, en girasol se estima 10%, en maíz puede estar en 50%y en soja entre un 30 a 40%. Pero el riesgo es más bajo porque la inversión hecha en un lote es menor”, explica Fontenla.

Máximo Magadán es otro productor de Bordenave que siempre tuvo una idea conservacionista. Empezó, junto con su familia, en 1995 con girasol y apicultura, después agregó otros cultivos. Hoy tiene el 100% orgánico en sus 2.000 hectáreas agrícola ganaderas y otras 3.700 de ganadería. El secreto, cuenta, consiste en saber organizar la empresa. “La ganadería es la que aporta a la agricultura, rotamos pasturas en base a leguminosas, y esto nos permite tener buenos índices en los cultivos.

Hay que tratar de cortar los ciclos. En trigo, con labores económicas, tenemos un promedio de 2.000 kg/ha y en girasol alto oleico arriba de los 1.200 kg/ha”, cuenta Magadán, y agrega que “los costos son menores, producir trigo orgánico hoy sale un tercio de lo que cuesta el convencional”.

Los orgánicos, por otra parte, reciben un sobreprecio que oscila entre el 30 y el 50% y tributan entre 5 y 9% de derechos de exportación.

Fernando Rivara, director de Rivara SA, advierte que los granos orgánicos no aseguran una ganancia per se, y que de hecho hubo momentos en los que la oferta superó a la demanda y este maíz especial, por ejemplo, se vendió a igual precio que el convencional.

No obstante, en los últimos años la demanda está muy firme. “La agricultura orgánica como otros mercados sufre ciclos difíciles de predecir. Lo que sí sabemos es que hubo un crecimiento en el consumo en los países que demandan estos productos”, sostuvo Celina Zavalía Lagos, gerente de Bio Grains SA, una de las grandes exportadoras de esta especialidad, que el año pasado colocó 19.000 toneladas en el mercado externo.

“En épocas como ésta, donde el precio de los commodities es alto, el precio de los orgánicos no puede copiar exactamente la curva de precios. Sí se mantienen en una escala ascendente pero en forma más paulatina”, comentó.

Bio Grains SA es una firma de capitales europeos con 10 años de presencia en la Argentina, compra el 100% a productores mediante diferentes contratos, dando la semilla, con pagos a cosecha, con precio o por volumen.

La ganadería orgánica despierta un atractivo interés del mercado externo. En la provincia de Buenos Aires, la mayoría de los productores hacen agricultura y ganadería con ciclo completo. En Bordenave, Magadán obtiene unos 200-300 kg/ha/año, acorde con las condiciones de la zona. No obstante, también es una buena opción para zonas más marginales para la agricultura como San Luis, La Pampa, Santa Fe.

Ricardo Goldaracena, presidente de Eco Pampa, empresa líder en la comercialización de carne orgánica, sostiene que el sobreprecio que se obtiene es de entre un 15 y un 20% con relación a la carne convencional.

“La ganadería no está tan desarrollada como la agricultura. La mayoría hace el ciclo completo y falta un mercado de compra- venta, esto es conflictivo porque no hay variedad de oferta. Habría que incentivar la diversificación de la producción para que haya posibilidades de que surjan criadores e invernadores”, evalúa Gonzalo Roca, presidente del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (Mapo) y agrega que el potencial es grande y hay mucho por crecer en superficie, en tecnología de alimentos y en el agregado de valor a la producción.

Alexia Giménez

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