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Seis claves para ingresar en el negocio de olivos

En Mendoza, la olivicultura presenta características particulares que la posicionan como un sector en inmejorables condiciones para aprovechar este momento y crecer de modo significativo.

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Por Infocampo

Luego de una etapa de expansión en la que se triplicó la superficie plantada, la olivicultura argentina tuvo en los últimos años un estancamiento por el cual incluso muchas plantaciones fueron abandonadas.

El atraso cambiario y el consiguiente aumento de los costos se cuentan entre las principales razones, tal como ocurre con otras actividades agrícolas. Sin embargo, en un contexto en el que comienzan a ajustarse algunos de estos factores, la olivicultura de Mendoza presenta características particulares que la posicionan como un sector en inmejorables condiciones para aprovechar este momento y crecer de modo significativo.

¿Cuáles son esas características?

1) Potencial: la primera y fundamental, según explica Andrés Oliver, director de Operaciones de ADBlick Olivos, es la propia naturaleza de la provincia, que la hace especialmente apta. “Por esa razón, los inmigrantes mediterráneos la eligieron para plantar los primeros olivares de la Argentina”, puntualiza el experto.

2) Energía de riego: Mendoza dispone de riego a nivel que le permite ahorrar energía al productor y reduce sensiblemente los costos respecto de otras zonas del país. En el resto de las plantaciones con riego a partir de pozos de agua, dicho costo representa hasta el 30% del costo de producción anual. En las plantaciones de Mendoza, ese gasto resulta apenas un 10%.

3) Productividad: Cuando se habla de producción, dentro de este sector lo que importa no son los kilos de aceituna producida por hectárea, sino de aceite (que se encuentra dentro de esas aceitunas). El clima mendocino es propicio para maximizar la lipólisis (producción de grasa) del olivo, permitiendo rindes promedios de 2.000 Kg de aceite/Ha.

4) Calidad: nuevamente la ubicación y el clima se llevan los méritos. Los compradores saben que el aceite mendocino es excelente para mejorar químicamente y organolépticamente otros aceites.

5) Sinergia: al igual que en el resto de Argentina, en Mendoza la mecanización depende principalmente del sistema de plantación. Si el olivar es apto para cosechar mecánicamente, por ejemplo con New Holland 9090 o 7090, la provincia cuenta con una ventaja importante: hay gran oferta de este tipo de cosechadoras, dado que se comparten con la vendimia, y para el momento de cosecha del olivo, la vendimia ya se encuentra finalizada. Por este motivo es un momento en el que surge una alta oferta de esa maquinaria a precio muy competitivo. La cosecha puede representar un costo de 50 USD/Tn (10/20% del Ingreso Bruto -IB-) cosechado a máquina, contra 300 USD/Tn (70/75% del IB) cosechado a mano.

6) Fondos de inversión atractivos para pequeños inversores: En los últimos 10 años se han desarrollado algunos grandes emprendimientos olivícolas en Mendoza, capitalizando sus ventajas comparativas. Así, por ejemplo, ADBlick Olivos continúa fondeando un proyecto de 832Has en Rivadavia para la producción de aceite de calidad para exportación y eventualmente para aceituna de mesa o conserva.

El fondo proyecta una renta anual del 15% en dólares para sus inversores minoristas.

“La empresa desarrolla esta plantación financiada con pequeños ahorristas, permitiéndoles formar parte de un gran proyecto con inversiones a partir de 10.000 USD“, comenta Oliver.