En nuestro país pasan los años y los problemas siguen siendo los mismos. Parece que se instalaron para quedarse definitivamente. No es mi intención en esta columna hacer una interminable lista de tantas cosas que los gobernantes parecieran no saber, y que no pueden o quizás no quieren solucionar, sino referirme a una de ellas en particular, la evasión en el comercio de granos.
Mucho se ha hablado sobre este tema y sin duda, por el camino que vamos, se seguirá hablando.
Importantes funcionarios de la AFIP son capaces de evaluar con una asombrosa precisión el monto evadido, pero no aciertan en el modo de combatirla. Resoluciones tras resoluciones hacen que quien opera en granos sea un experto en manejar siglas y términos raros. Usamos la RG 1394, consultamos el Boletín Oficial, pronto seremos los felices poseedores del CAU, día por medio visitamos a nuestro escribano amigo para que nos certifique algún papel y por supuesto lo legalice en el colegio local, todo esto sin descuidar el vencimiento (6 meses) de nuestras Cartas de Porte. Por último no podemos olvidarnos de mandar toda la papelería a la Bolsa de Cereales, para ser honrados con la famosa oblea.
¿Pero todo esto sirve para detener o al menos disminuir la evasión? Sin duda que no. Los evasores y fundamentalmente los intermediarios de este affaire siguen manejando sus negocios desde la mesa de algún bar, conocido por todos menos por la AFIP. Quizás estarán un poco más ocupados porque deben fraguar más documentación y el negocio se torna más complejo, pero siguen operando como siempre lo hicieron. Nos preguntamos entonces ¿para qué tantos controles, tantos requisitos, tanta papelería si todo sigue igual o peor? Realmente no tengo la respuesta. Sólo sé que todos estos controles sirven para complicar el desempeño de los productores que quieren estar acorde con la ley y que sufren algo así como una continua persecución por parte de la AFIP, porque tener todo en orden no es poca cosa.
Se insiste en mejorar la supervisión de aquellos que tienen todo, y a quienes siempre puede faltarles algo, pero se ignora a quien evade descaradamente a la vista de todos. Sin duda una vez más se ha tomado el camino equivocado.
Ing. Agr. Roberto P. Campi.
Especial para Infocampo
