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Cómo explicarle la crisis financiera a los niños

Un servicio para padres y maestros en problemas ante preguntas incómodas de los infantes.

Un servicio para padres y maestros en problemas ante preguntas incómodas de los infantes.
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Por Infocampo

1. Un grupo de personas quería ganar más dinero del que en realidad podía ganar. Para eso se dedicaban a hacerle creer a mucha gente que había un buen negocio donde en realidad no había ninguno. Así fue como se encargaron de vender títulos con hipotecas que habían sido tomadas por personas que no podían pagarlas. Al principio eran unas pocas personas, pero luego fueron cada vez más y más y en un momento alguien se dio cuenta de que todas esas personas no les alcanzaba el dinero para comer y pagar la hipoteca al mismo tiempo; finalmente, optaron por seguir alimentándose y dejaron de pagar.

2. La gente de los bancos que prestaba dinero a personas pobres para que se compraran una casa sabía que muchos de ellos iban a dejar de pagar en algún momento. Por eso les cobraban una tasa de interés muy alta. Porque pensaban que algunas personas pobres iban a hacer un esfuerzo enorme para pagar toda su deuda y, gracias a las tasas tan altas, iban a pagar tanto su deuda como la de aquellos que iban a dejar de pagar. Pero resulta que las tasas eran tan, tan altas, que no las pudo pagar nadie.

3. No era la primera vez que pasaba algo así. Uno años antes la gente que quería ganar más de lo que podía ganar había vendido títulos de deuda de países que no tenían capacidad de pago y que quebraron. Y también habían vendido ‘como algo maravilloso’ acciones de empresas que tenían páginas de Internet que no ofrecían nada útil a cambio y gastaban toneladas de dinero de manera irresponsable.

4. Casi todos sabían que las hipotecas eran impagables. Pero los títulos con hipotecas ofrecían tasas de rentabilidad tan altas que muchísima gente se tentó y los compró igual. Pensaron ganar mucho y venderlos justo a tiempo. Pero como la rentabilidad era tan elevada, ese tiempo nunca llegaba. Hasta que la gente que tenían hipotecas dejó de pagar y las personas que habían comprado se dieron cuenta de que no sólo ya no tenían más rentabilidad, sino que lo habían perdido todo.

5. Cuando todos los que habían comprado esos títulos con hipotecas, que ya no valían nada, se dieron cuenta que iban a la quiebra, fueron a ver a la gente de la Reserva Federal, que es un lugar con una máquina muy, muy grande, donde se imprimen los dólares estadounidense. Y le pidieron por favor que impriman una cuantas planchas de dinero para así poder hacerse con todo el dinero que habían perdido, que era bastante por cierto.

6. La gente de la Reserva Federal no estaba en su mejor momento. Venían imprimiendo ya toneladas de dinero para financiar la construcción de aviones supersónicos y programas digitales de rastreo de información, y no les gustó mucho la idea de seguir imprimiendo más, porque sabían que si seguían así, todas las cosas básicas de la economía, desde el petróleo hasta los granos, iban a costar cada más dólares, o, lo que es lo mismo, los dólares iban a valer cada vez menos.

7. Sin embargo, un anciano se acordó que hace mucho, mucho tiempo, había pasado algo parecido y, por no imprimir una cantidad suficiente de billetes, se había generado una depresión económica sin precedentes que duró varios años. Finalmente aceptaron los numerosos pedidos que recibían de la gente a punto de quebrar, ya desesperada, y decidieron imprimir muchos más dólares para ellos. Pero le dieron a todos menos a uno, que finalmente quebró, y esto lo hicieron para aleccionar a todos los que habían generado ese caos por querer ganar más de lo que podían ganar.

8. La gente de la Reserva Federal, preocupada por la enorme cantidad de dólares que había dando vuelta, que hacía que los precios de las materias primas básicas estén muy altos, empezó a vender títulos de deuda denominados en dólares para intentar absorber del mercado buena parte de esos dólares, pero no encontraron tantos interesados en comprar esos títulos como esperaban, porque las personas preferían invertir directamente en las materias primas antes que en los títulos. En los países que producían petróleo y granos, algunos se dieron cuenta que esto era una oportunidad para mejorar su situación, mientras que otros se gastaron todos los dólares de manera irresponsable.

Por Ezequiel Tambornini

(artículo publicado en la edición de hoy de El Federal)

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