El Decreto 493/01 estableció para los fabricantes de bienes de capital, a partir del 1 de mayo de 2001, una rebaja en la alícuota del 50%, es decir, que grava a esos bienes a la tasa del 10,5%. Como para la fabricación de los mismos las empresas productoras de bienes de capital adquieren insumos, servicios y gastos a alícuotas mayores (de 21 y 27%), y a los efectos de poder solicitar la devolución, transferencia o compensación de los saldos a favor originados en las compras de bienes y servicios, se los asimila a los exportadores. De esta manera, se producen acumulaciones con lo que se genera el crédito fiscal o IVA técnico que es difícil de recuperar en tiempo y forma.
“Más vendemos y más nos enterramos y esta diferencia de alícuota nos está matando”, enfatiza Rubén Giorgi, contador de Giorgi S.A., quien reclama que “se están quedando con toda la plata”. “El mecanismo implementado es terriblemente dificultoso y engorroso para llevar adelante y nosotros vamos haciendo una compensación de ese IVA que tenemos a favor pero todavía no nos han dicho si está bien o no y hace casi 4 años que estamos con esto”, explicó Giorgi. El principal problema, como esgrime el contador, es que se está generando un saldo tan grande que les impide trabajar porque están perdiendo capital de trabajo y no hay dinero disponible. La salida, planteada en el Foro de la Maquinaria Agrícola en 2004, es llevar otra vez el IVA a la alícuota general de 21%. “Si bien el productor va a tener que pagar un poco más como compensación se propone que ese 10,5% más lo tomen a cuenta del impuesto a las ganancias”, argumentó Giorgi.
Además, los fabricantes se inquietan porque no encuentran una respuesta ni en Economía ni en la AFIP, y sienten que no hay una intención de devolución rápida.
El contador asesor del Movimiento de Defensa de la Maquinaria Agrícola (Modemaq), Jorge Farabulini, considera que “el mecanismo de devolución implementado es demasiado lento” y que “están buscando todas las particularidades para devolver lo menos posible”. “Esto genera una descapitalización terrible porque el 20% de toda la venta está en papeles y normalmente hay hasta 200 días de atraso con lo que las empresas quedan asfixiadas”.
“Las perspectivas no son buenas, incluso, si se exporta una sembradora se lo hace al 10,5% y se vende sin perjuicio, por lo que esto complica a los fabricantes nacionales que quedan en desventaja respecto de los que importan”, explicó Farabulini.
Juan Ignacio Martínez Dodda | jdodda@infobae.com
