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Inflación o sequía, igual hay que cuidar los costos

Mientras que desde el Gobierno se ensayan distintos acuerdos para contener los precios durante 2006, los mercados del exterior, no se hacen eco de las medidas.

Mientras que desde el Gobierno se ensayan distintos acuerdos para contener los precios durante 2006, los mercados del exterior, no se hacen eco de las medidas.
infocampo
Por Infocampo

Todos estiman que este año la cosecha de granos llegará a las 75 M de t, frente a las 84 del año pasado. Esta disminución de 9 M de t se producirá fundamentalmente a expensas de los volumenes de trigo, maíz y sorgo, y a pesar de los mayores volumenes de la soja.

Esta disminución productiva se produce fundamentalmente como una reacción de los productores frente al esquema impositivo impuesto por el Gobierno. La retracción en el trigo y el maíz se fundamenta en la mayor carga impositiva por vía de retenciones, que los grava en función de su alta demanda de fertilizantes, costos de produccion y transporte frente a las oleaginosas. En síntesis, es la cronica de una muerte anunciada.

La sojización de la producción es una consecuencia lógica y natural del esquema impositivo vigente y que en teoría apunta a dos objetivos simultáneos: generar una renta importante para el gobierno nacional y simultáneamente mantener deprimidos los precios de los granos en el mercado interno para abaratar los costos de alimentacion de la población.

En principio, el esquema parecería interesante si no existieran alternativas de produccion y si además el clima no se hubiera ocupado de jugarnos una muy mala pasada.

En concreto, estamos todos sentados sobre una bomba de tiempo que es el precio del maíz. El Gobierno alienta a los exportadores a moderar sus ganancias, pero en el caso del cereal los aumentos obedecen a cuestiones ajenas a los empresarios.

La disminución del volumen de producción se va a efectuar a expensas de la exportacion, pero no en forma exclusiva, debido a que existen diversos mercados, como Uruguay, Brasil y Chile, que estan en condiciones de pagar el precio que sea necesario para abastecerse en Argentina .

Fruto de la coyuntura local, además, el maíz vale este año un 35% más, a lo que se suma que los forrajes que se producen y almacenan en los campos durante la primavera y el comienzo del verano son este año sensiblemente inferiores en volumen y calidad.

En síntesis, todos los costos de producción de los lácteos, huevos, carnes rojas y blancas están directa o indirectamente atados al precio del maíz. Si este se dispara por las razones ya señaladas, será imposible en modo alguno sostener el nivel de los precios que dependen de los granos.

Los precios de verano

En años normales, sin seca y con precios más bajos (57 frente a 81 dólares), el valor de los pellets de trigo y girasol en verano se fijaban en función de los mercados europeos. Este año, estos productos valen 50% más que el año pasado, sin depender de Rotterdam.

Mientras que desde el Gobierno se ensayan distintos acuerdos para contener los precios durante 2006, los mercados del exterior, no se hacen eco de las medidas.
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Por Infocampo

Todos estiman que este año la cosecha de granos llegará a las 75 M de t, frente a las 84 del año pasado. Esta disminución de 9 M de t se producirá fundamentalmente a expensas de los volumenes de trigo, maíz y sorgo, y a pesar de los mayores volumenes de la soja.

Esta disminución productiva se produce fundamentalmente como una reacción de los productores frente al esquema impositivo impuesto por el Gobierno. La retracción en el trigo y el maíz se fundamenta en la mayor carga impositiva por vía de retenciones, que los grava en función de su alta demanda de fertilizantes, costos de produccion y transporte frente a las oleaginosas. En síntesis, es la cronica de una muerte anunciada.

La sojización de la producción es una consecuencia lógica y natural del esquema impositivo vigente y que en teoría apunta a dos objetivos simultáneos: generar una renta importante para el gobierno nacional y simultáneamente mantener deprimidos los precios de los granos en el mercado interno para abaratar los costos de alimentacion de la población.

En principio, el esquema parecería interesante si no existieran alternativas de produccion y si además el clima no se hubiera ocupado de jugarnos una muy mala pasada.

En concreto, estamos todos sentados sobre una bomba de tiempo que es el precio del maíz. El Gobierno alienta a los exportadores a moderar sus ganancias, pero en el caso del cereal los aumentos obedecen a cuestiones ajenas a los empresarios.

La disminución del volumen de producción se va a efectuar a expensas de la exportacion, pero no en forma exclusiva, debido a que existen diversos mercados, como Uruguay, Brasil y Chile, que estan en condiciones de pagar el precio que sea necesario para abastecerse en Argentina .

Fruto de la coyuntura local, además, el maíz vale este año un 35% más, a lo que se suma que los forrajes que se producen y almacenan en los campos durante la primavera y el comienzo del verano son este año sensiblemente inferiores en volumen y calidad.

En síntesis, todos los costos de producción de los lácteos, huevos, carnes rojas y blancas están directa o indirectamente atados al precio del maíz. Si este se dispara por las razones ya señaladas, será imposible en modo alguno sostener el nivel de los precios que dependen de los granos.

Los precios de verano

En años normales, sin seca y con precios más bajos (57 frente a 81 dólares), el valor de los pellets de trigo y girasol en verano se fijaban en función de los mercados europeos. Este año, estos productos valen 50% más que el año pasado, sin depender de Rotterdam.

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