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Campaña 2006/07: posible sequía otoñal

Una sequía otoñal tendría graves consecuencias sobre la próxima campaña agrícola, ya que provocaría que por segunda temporada consecutiva el inicio del nuevo ciclo se produzca a partir de reservas insuficientes.

Una sequía otoñal tendría graves consecuencias sobre la próxima campaña agrícola, ya que provocaría que por segunda temporada consecutiva el inicio del nuevo ciclo se produzca a partir de reservas insuficientes.
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Por Infocampo

Según el informe agroclimático de la Fundación Climagro, el desarrollo climático del otoño próximo será condicionado por el crecimiento de “La Niña” y la evolución de la temperatura de la costa atlántica.

Si ambos fenómenos siguen su actual tendencia y continúan enfriando ambas costas del continente sudamericano, se correrá el riesgo de que las precipitaciones otoñales alcancen una intensidad inferior a lo normal.

Una sequía otoñal tendría graves consecuencias sobre la próxima campaña agrícola, ya que provocaría que por segunda temporada consecutiva el inicio del nuevo ciclo se produzca a partir de reservas insuficientes.

Volvería a limitar las reservas hídricas para la siembra de los cultivos de invierno, produciendo el riesgo de una segunda cosecha triguera inferior a lo normal y haría vulnerables a los cultivos estivales frente a un posible atraso de la llegada de las lluvias primaverales.

En lo que respecta a la ganadería, tendría serias consecuencias sobre la oferta forrajera, no sólo durante esa estación del año, sino sobre la de los meses subsiguientes.

A partir de comienzos de mayo, el enfriamiento del continente pondría fin a la posibilidad de lluvias, brindando condiciones secas y frías, y eliminando toda perspectiva de recuperación de las reservas hídricas hasta la llegada de las lluvias primaverales.

Por lo tanto, la ocurrencia de lluvias abundantes durante la primera parte del otoño será de gran significación para el desarrollo de la campaña agrícola 2006/2007.

En lo que hace a la presente campaña agrícola esto no tendría consecuencias negativas, ya que el destino de la misma dependerá, ante todo, de la evolución climática de febrero. Inclusive, un otoño seco podría evitar que la roya asiática de la soja produzca un brote capaz de hacer perder rendimiento y, además, favorecerá el avance de las labores de cosecha.

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