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Chacareros, sin interés por alambrados

Luego de que muchos campos se dedicaran por completo a los cultivos, los productores optaron por mantener sólo los alambrados perimetrales y eliminar los internos. No perciben demasiado interés por reponer los que quedan.

Luego de que muchos campos se dedicaran por completo a los cultivos, los productores optaron por mantener sólo los alambrados perimetrales y eliminar los internos. No perciben demasiado interés por reponer los que quedan.
infocampo
Por Infocampo

A la hora de recortar gastos, y porque ya no son de gran utilidad, los alambrados perimetrales del campo argentino están en vías de extinción.

El productor Gustavo Miroglio, de la localidad de San Andrés de Giles, asegura que en su zona son pocos los alambrados que separan un campo del otro, y que hoy algunos productores lo único que hacen es mantenerlos limpios ya que las roturas no son muy factibles en establecimientos que estén dedicados exclusivamente a la agricultura.

Según Miroglio esta es una tendencia previsible, que ya se puede observar en el cinturón maicero de los Estados Unidos, donde sólo se ven campos sembrados y ni un poste de alambrado que separe un campo del otro.

Con sólo recorrer las rutas argentinas esta realidad se puede observar a simple vista. Desde que la ganadería comenzó a perder adeptos y la expansión de la soja ganó nuevos jugadores en el negocio, los alambrados pasaron a ser un recuerdo de los campos argentinos.

Miroglio cuenta que en su campo sólo hace agricultura y que por eso decidió eliminar los alambrados internos, sólo por una cuestión de limpieza y orden, ya que, según palabras del propio productor, éstos terminan siendo una molestia dentro del campo y, por otra parte, instalar nuevos es una inversión que no justifica, ya que prácticamente no tienen ninguna utilidad.

A la hora de hablar de precios, por ejemplo, el rollo de 1.000 metros de alambre liso galvanizado del denominado invencible está alrededor de los $ 152, y la categoría fortín, que es un poco más resistente, cuesta aproximadamente $ 179; al mismo tiempo, también se utilizan postes de acero, y según la medida es el precio: el de 1,80 m está en el mercado alrededor de $ 14; el de 2 m, $ 16 y el 2,40 m, $ 19. A esto también hay que sumarle la utilización de varillas que están alrededor de $ 1 cada una. Con respecto a la mano de obra, las empresas que se dedican a esta tarea están cobrando por sus servicios aproximadamente $ 2,50 por metro lineal colocado en el campo.

Con respecto a la limpieza y cuidado de los pocos alambrados perimetrales que quedan, Miroglio explica que esta tarea se realiza simplemente para eliminar las malezas de los campos, y que muy rara vez un alambrado se deteriore tanto coma para que se rompa. Esto se da únicamente en el caso de que una maquinaria falle y lo destruya por accidente.

Mientras que la agricultura argentina se sigue expandiendo y la soja sigue ganando terreno, en este camino parece que se van derribando todos los alambrados que hay en el camino, y las barreras entre los campos ya no están delimitadas como años atrás.

En verdad, el alambrado nació para separar la hacienda vacuna y su crecimiento estuvo ligado a la ganadería. Un dato que no deja de ser significativo es que en la página del Inta, el último curso para alambradores fue dictado ¡en 1994!

Una visión optimista es que al menos una parte de la Argentina se parece más al primer mundo.

Yanina Otero

yotero@infocampo.com.ar

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