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El camino del maíz

Con ritmo de chamamé. El cultivo busca su lugar bajo el sol en el NEA.

Con ritmo de chamamé. El cultivo busca su lugar bajo el sol en el NEA.
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Por Infocampo

Hasta hace muy poco tiempo, el maíz era un cultivo que no entraba en los planes de ningún establecimiento del noreste argentino. La tradición indicaba que toda esa zona era para la ganadería. O en su defecto el arroz o el algodón. Pero de los cultivos de cosecha clásicos en la pampa húmeda, ni hablar. Pero un grupo de pioneros comenzó a desembarcar hace no más de cuatro años, llevando y adaptando el paquete tecnológico que los hizo crecer en el centro del país. Lentamente, a medida que aumentaba la demanda, comenzó a aparecer el paquete tecnológico adecuado para la región. Maíces resistentes a insectos, una necesaria estrategia de fertilización y un adecuado control de malezas, fueron algunas de las herramientas usadas.

Y los rindes empezaron a subir. Maíces de 5.000 kilos, sojas de 3.000 kilos por hectárea se hicieron cada vez más comunes. Y la demanda regional creció, paliando en parte, los déficits de infraestructura y la lejanía a los puertos. Infocampo viajó a Corrientes y les cuenta cómo es producir allí.

El choclo también es chamamé

En una zona históricamente ganadera hay nichos para hacer agricultura. La soja, el maíz y el sorgo lideran la expansión

Hace 3 años que empezaron a “hacer” maíz. A fines de los ’70, su padre había sido testigo del primer intento por hacer agricultura en “Santa Rosalía”, en la localidad correntina de Santa Rosa, a 250 kilómetros al noroeste de la capital correntina. ¿Vale la pena el intento? Mire estos números: la hectárea vale u$s 200. Y tienen ensayos donde hasta pueden alcanzar un techo de 10.000 kilos “aunque con 6.000 yo ya estoy hecho”, advierte Lito Almirón, administrador del campo de 4.500 hectáreas perteneciente a la familia Millán.

¿Cuál es el costo de implantación? El rinde de indiferencia, para Juan Semienchuk y Gustavo Meyer, los hombres de Monsanto en la zona, es de 3.500 kilos. “Porque sin fertilizar, producir aquí es una aventura riesgosa”, afirman.

“Aquí sembramos el maíz, obviamente resistente a insectos, en un lote de 250 hectáreas en la segunda quincena de agosto, con una Agrometal a 52 cms., con una densidad de 3,5 semillas/metro. Nuestros suelos tienen muy poco fósforo. En los análisis dan 2 ppm y un bajo porcentaje de materia orgánica”, señala Lito.

El desafío es romper una cultura ganadera y cambiarla por la granaria. Estabilizados los rindes de la soja en unos 3.000 kilos, la combinación promete hacer estallar productivamente a la provincia. Ya hubo avisados que llegaron confiados en los 2.000 milímetros que llueven de promedio, y sabiendo de los déficits de fósforo y nitrógeno en estos suelos preponderamente arenosos.

Algunos de ellos: MSU de los Santos Ulibelarrea, Jorge Romagnoli, en Gobernador Virasoso; los Fogante, el grupo El Tejar y hasta los americanos de Adeco que están apostando a cambiar campos de cría, en aptos para la agricultura, haciendo un buen negocio inmobiliario.

No obstante, los mejores negocios, en esta zona, están por venir. Mientras tanto, hay que minimizar riesgos. Y en “Santa Rosalía” saben de diversificación. Además de maíz, sorgo y soja, hacen ganadería de cría con trazabilidad, citricultura y forestación. “En lo que podemos exportamos”, asegura Lito.

Daniel Diaz | ddiaz@infobae.com

Enviado especial a Santa Rosa, Corrientes

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