La instrumentación del registro de exportaciones bovinas (ROE), implementado por Economía como “una herramienta para monitorear” el comercio exterior de carnes “con fines informativos” -según se declara en los fundamentos de la norma- devino en perjuicios económicos para los empresarios frigoríficos.
“Recién hoy (martes), me autorizaron los camiones a pasar para Chile, que estaban parados desde el 27 de enero”, se quejaba el directivo de un frigorífico del Gran Buenos Aires. “Por cada día de demora y camión perdí 250 dólares, además de los problemas que puedo tener con los clientes chilenos, si llegan a querer renegociar el precio”, comentó a Infocampo. Cada camión lleva cortes enfriados valuados en 71.000 dólares.
Como parte de su actividad, esta empresa había enviado tres camiones a Chile el 26 de enero, un día antes de que la ministra Miceli anunciara la medida. Aun así, la carne quedó demorada en la aduana de Mendoza a la espera de la implementación del ROE.
Oficialmente, el registro fue creado por resolución de Economía el lunes 30 de enero, tras lo cual hubo que esperar hasta el jueves 2 de febrero para que la Secretaría de Agricultura lo reglamentara y hasta el lunes 6 para que la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario -ámbito en el que funciona el ROE- creara el modelo de certificado.
“El Estado sacó la resolución sin tener previsto los pasos siguientes y ahora le pasa la factura a los privados”, se quejó el empresario, que dijo que había otros doce camiones en condiciones similares. A las pérdidas directas por un mayor flete, se suma el deterioro de la relación comercial con los importadores, que no ven con buenos ojos que la carne refrigerada no llegue a destino lo antes posible, a pesar de que las unidades de transporte cuentan con un recorder que garantiza que en ningún momento se cortó la cadena de frío.
Un dato adicional que dio el empresario es que la carne sigue en valores altos -habló de 4,58 a $4,65/kg- y que la oferta se está retrayendo. “Claramente, estas medidas no están haciendo bajar el precio”, sostuvo. En su caso, la faena cayó de unas 2.000 cabezas semanales a 1.000, lo cual le genera capacidad de trabajo ociosa. Asimismo, manifestó que la implementación del ROE le hizo perder un vapor para enviar cortes a Europa. “Tener que esperar al próximo significa, como mínimo, un perjuicio financiero”, expresó.
