La demanda de trabajos de pulverización aérea de la campaña 2005/06 fue mayor a la de 2004/2005, comentaba Erminio Rodríguez, socio de Fumigaciones Rodríguez S.A. (de Maitén Agropecuaria), aunque con un problema preocupante para el sector: el aumento del valor de los combustibles, que representa el 70% del precio. En 1996 el Jet A1 costaba 27 centavos de dólar y hoy, diez años más tarde, se paga 80 centavos. El costo del servicio áreo oscila entre u$s 5,50 a u$s 24 por hectárea. Para un tratamiento de fertilizantes sólidos, usando 100 kg de urea por hectárea, se cobra entre u$s 22 y u$s 24, este es el ejemplo más caro debido a que el rendimiento por hectárea del avión es menor, mientras que el valor del terrestre es de u$s 4 y u$s 7 y los precios varían según los caudales -por encima de los 100 litros se cobra un plus- y la zona.
“El productor elige el tipo de servicio que desea contratar, puede ser un insecticida de bajo volumen, un herbicida de alto caudal y un fungicida de mayor caudal todavía, se puede hacer fertilización o también siembra aérea. Ahora estamos aplicando herbicidas en verdeos. Pero los picos de demanda ya pasaron”, contó Rodríguez, que opera principalmente en Daireaux, Buenos Aires, donde la empresa hizo el 80% de las 140.000 hectáreas pulverizadas con cinco aviones y 180.000 hectáreas con once máquinas terrestres.
En esta época empieza la demanda para la aplicación de herbicidas preemergentes para la siembra de trigo y luego continúa con los preemergentes para la de girasol y soja.
Los tratamientos en avión en Daireux y alrededores se realizan desde fines de septiembre. El pico de demanda se registra entre diciembre y marzo.
De acuedo con datos de la última campaña en esta zona, del total de las hectáreas pulverizadas vía terrestre el 60% fueron trabajos de herbicidas y el 40% de fertilizantes líquidos y sólidos. Por vía aérea, el 40% fueron de herbicidas, el 40% de insecticidas y el 20% de siembras.
“Los dos tratamientos, bien hechos, son buenos. La elección de uno u otro depende del tipo de trabajo que el productor va a hacer. Si es un herbicida de contacto, con avión se corre el riesgo de tener derivaciones hacia lotes linderos; en cambio, con la máquina el riesgo de la deriva es mucho menor. En el caso de aplicar un fungicida en un trigo o en una soja, donde se demanda poco tiempo de aplicación y no se tiene que pisar el cultivo porque puede dañarse en madurez, entonces conviene el aéreo”, explica Rodríguez.
Zona núcleo
Esta empresa trabaja principalmente en la zona núcleo, pero también tiene demandas de trabajos en Chaco, Salta y Corrientes. La pulverización terrestre es la más requerida, la aérea es casi exclusivamente para la aplicación de insecticidas, especialmente en casos de plagas. Entre Ríos es una de las provincias que más solicita este servicio.
Alexia Giménez
agimenez@infocampo.com.ar
