Los datos, alarmantes, dan cuenta de la situación de una región marginal donde los productores debieron inclinarse ante la fuerza arrolladora de la agricultura que se llevó el mayor volumen de superficie a fuerza de rentabilidad conseguida por volumen, arrinconando a una ganadería más estable pero cada vez más sitiada desde distintos flancos.
Frente a ese panorama, la cosecha gruesa trae noticias poco alentadoras.”Las lluvias no han empapado el suelo, por lo tanto el suelo no está recargado, los cultivos viven el día a día”, dice Gloria Etcheverrygaray, jefa de la delegación Centro Sur, con sede en Santa Rosa, de la SAGPyA, que agrega: “Los verdeos de verano están arruinados y los de invierno no se han implantado en forma óptima”.
En cuanto a los maíces, que en la región son de doble propósito, el sur muestra muchas dificultades, entre las que se pueden señalar ataque de isoca y panojas a medio llenar. “Los maíces diferidos están mal logrados porque les ha faltado agua, hay que armar un mosaico con la situación”, dice la ingeniera Etcheverrygaray.
Con respecto a la soja depende del agua; las precipitaciones variaron entre 80 y 20 mm. El suelo reclama entre 80 y 100 milímetros en forma generalizada. Para dar respiro y abastecer las demandas de los cultivos “en la región las sojas de segunda ocupan más superficie que las de primera”, dijo Carlos Arregui, de la Zona de General Pico, que coincidió con Ángel Tomás Fernández, de Ingeniero Luiggi, al señalar que es el cultivo con más esperanza, ya que todavía hay sojas sin florecer y con el presente ritmo de lluvias tenderán a mejorar.
Walter García
Corresponsal de Infocampo en La Pampa