Según el informe de la Fundación Climagro, las lluvias generales caídas en Brasil aumentaron la humedad para la soja y otros cultivos de verano en la mayoría de las zonas agrícolas del centro-oeste (Mato Grosso, Goias, y Mato Grosso do Sul) y el noreste (en el oeste de Bahía, Tocantins y zonas aledañas).
Las precipitaciones también cubrieron las zonas sojeras del sudeste (norte de Paraná hasta el sudoeste de Minas Gerais), pero el tiempo caluroso y la seca continuaron dominado gran parte del sur, limitando la humedad para la soja en estado reproductivo y otros cultivos de verano.
Máximas del orden de los 35°C exacerbaron los efectos de la seca en los cultivos más sensibles a la falta de humedad de la región, cuyos productores experimentaron importantes reducciones en el potencial de rendimiento durante las dos campañas anteriores a causa de la sequía de verano. En esta región es imperiosa la necesidad de humedad para evitar impactos similares en la soja y el maíz.
Además, el tiempo seco persistió a lo largo de la costa noreste, limitando la humedad para el café, el cacao y la caña de azúcar.
Por otra parte, en gran parte de los Estados Unidos persistieron las temperaturas superiores a lo normal, incluyendo la costa del Pacífico, Nueva Inglaterra y la mayor parte del Cinturón Maicero y las Grandes Planicies.
La pérdida de la capa protectora de nieve, especialmente en el norte y el centro de las Grandes Planicies continuó siendo una preocupación para los productores de trigo de invierno.
Se sumó a estas inquietudes la continuada escasez de lluvias en las Grandes Planicies.
En el sur, el tiempo cálido y seco continuó causando estrés en los cereales de invierno.
En Florida, el tiempo frío retrasó el crecimiento de las hortalizas y las condiciones de las pasturas empeoraron debido a la falta de lluvias.