En este mundo de vertiginoso cambio tecnológico, las necesidades y la inteligencia aplicada a solucionarlas no cesan. Aquí presentamos la nueva tarea de inocular la semilla para este tipo de máquinas que se está introduciendo con muy buenos resultados.
Son reconocidas por el productor argentino la calidad y la vanguardia tecnológica que presentan las sembradoras argentinas. Por este motivo han conservado, a pesar de los vaivenes económicos y relaciones de cambio, una participación en el mercado superior al 90%.
El proceso de inoculación de la semilla de soja permite lograr mejoras de importancia en el rendimiento final del cultivo debido, fundamentalmente, al incremento de la fijación biológica del nitrógeno.
Para lograr el buen contacto entre el inoculante y la semilla se recuren a campo a diversos métodos, los cuales tienen implicancias diversas que abarcan desde la seguridad de los operadores hasta la misma viabilidad y éxito del proceso.
Repasando los métodos comenzamos a ver equipos caseros realizados con tambores descentrados, hormigoneras, y hasta los que han sido desarrollados especialmente con este fin. En ambos casos es común el manipuleo de bolsas por parte de los operadores, en los cuales se deben vigilar las recomendaciones de pesos máximos y formas de trabajo para evitar lesiones. En algunos casos los equipos presentan correas y poleas expuestas que deben ser tapadas adecuadamente para evitar accidentes.
Al manejar un material biológico el mismo es susceptible a los factores ambientales, las fuentes de calor como las paredes de las tolvas de las sembradoras perjudican la viabilidad final del producto. Las chapas laterales y del techo adquieren temperaturas muy superiores a la ambiente, trasmitiéndola por conducción a la masa de grano en contacto con ella; en estas situaciones, la mortandad de aquellas bacterias que están adheridas a la semilla que queda en contacto con la chapa es muy elevada.
Otro tema importante es la acción bactericida que posee el sol. Las condiciones en el lote de siembra muchas veces distan de ser el ideal para encarar este tipo de trabajo. A pesar de intentar buscar una sombra para efectuar este delicado proceso, a lo largo del día al ir rotando la Tierra el sol cambia de posición. Es muy común que las bolsas y hasta las mismas máquinas utilizadas queden expuestas largas horas con el consecuente deterioro de la carga bacteriana.
En los últimos años se viene probando un nuevo método de aplicación directa sobre la línea de siembra, ya existen en el mercado equipos que pueden ser adaptados a las máquinas para agregar esta importante función en el equipo de siembra. La técnica consiste en aplicar inoculante diluido en agua en el surco que producen los órganos abridores de la máquina.
