La roya de la hoja del trigo es una de las tres enfermedades más importantes de este cereal en nuestro país junto con la mancha amarilla y la septoriosis de la hoja. A diferencia de estas dos últimas, la roya tiene una evolución diferente en cuanto a una velocidad de desarrollo mucho mayor. Esta característica se debe, entre otros factores, a que esta última presenta la característica de ser una enfermedad policíclica, es decir, desarrolla varios ciclos de la enfermedad en un mismo ciclo de cultivo y las pústulas de las hojas inferiores proveen inóculo para contaminación de nuevas hojas, y así se repite el ciclo con diferente grado de ataque y velocidad en función a la susceptibilidad del cultivar y a las condiciones ambientales.
Al respecto, estos son conceptos a tener muy en cuenta a partir de las etapas de mayor importancia en la determinación del rendimiento, como lo es el período crítico (alrededor de unos veinte días antes y después de antesis), ya que debemos, en esta etapa fenológica, mantener el cultivo sano para aspirar a altos rendimientos. El monitoreo sistemático de lotes debe aumentar la frecuencia en esta etapa para evaluar la incidencia y la evolución de esta enfermedad y para estar listos para realizar aplicaciones de fungicidas foliares. En ensayos llevados a cabo por AAPRESID se ha demostrado la conveniencia de aplicaciones tempranas con presencia de síntomas en la inferior, las que son preferidas a aplicaciones más tardías. En tal sentido, considerar que en ambos casos el costo del fungicida y la aplicación será el mismo, pero el resultado en rendimiento y, por lo tanto económico, será diferente. El monitoreo debe hacerse de manera minuciosa, y una vez tomada la decisión de aplicar fungicidas no deberían pasar más de 72 horas hasta la pulverización, para asegurar el beneficio de la práctica.
Joaquín Rabasa – Especial para Infocampo