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Estrategias para obtener altos rindes

En el centro-norte de Córdoba, Baldunciel privilegió campos de calidad para arrendar, y mantendrá las rotaciones en un 40% de gramíneas; y por otro lado los casos de Gerardo Chiara, en el norte de Buenos Aires, y Alberto Marchionni en el sur de Santa Fe.

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Por Infocampo

La campaña de gruesa que se viene pondrá a prueba como nunca la capacidad del productor por múltiples factores decisivos. Un año Niño, el aumento de los costos de siembra, y la incertidumbre por la asunción de un nuevo gobierno desafían al productor a pensar las mejores estrategias para sacar provecho de su campo.

“Va a ser una campaña compleja en términos de resultados económicos, en donde la productividad determinará más que nunca el resultado”, concluye Julián Baldunciel, un productor grande del centro-norte de Córdoba y el sudoeste de Buenos Aires, que habla de un cambio de escenario: “No va más este negocio de relatividades de tipo de cambio, o lo que valían los insumos en función del tipo de cambio. Se acabó. Ahora, hamacate y sacale jugo a las rocas que tengas y chau. Empezá a rentabilizar tu negocio”.

En la misma sintonía se encuentra Gerardo Chiara, asesor Crea de Alberdi y Bragado, en el norte bonaerense, que propone analizar la campaña a partir de tres variables: económica, climática y tecnológica.

“Como marco general, en lo económico no me imagino algo muy favorable. En lo climático, si tenemos cuidado, podemos capitalizar la ventaja de un potencial productivo de los años Niño que no se da en años neutros y años Niña”, agrega.

En este contexto tan particular, Infocampo dialogó con productores de distintas regiones productivas para conocer su plan para tener una buena campaña de soja y maíz. Y sin morir en el intento.

Una estrategia conservadora

Baldunciel arrienda varios campos en los departamentos de Río Primero, Río Segundo, Colón y Totorales, dentro del centro-norte de Córdoba. Junto a otros campos en Maipú y General Madariaga, en el sudeste bonaerense, administra unas 4.000 hectáreas.

En las últimas campañas eligió precisamente cambiar los arrendamientos de manera significativa, y privilegió la calidad de los campos.

Miembro de Aapresid, expresa su preocupación por el estado de los suelos: “La problemática de malezas que tenemos es producto de la desinversión que hubo en el sistema. Hubo falta de rotaciones, no sólo de cultivos sino de herbicidas. Hoy nos encontramos que una hectárea donde invertías 50 dólares en herbicidas, se transformaron en 100 por un doble efecto: inflacionario y de incremento de volumen por hectárea de herbicida tirado. Antes arreglabas todo con glifosato, y hoy tenés 24 tipos de malezas resistentes”.

Una de las peores, dice, es el yuyo colorado, “con una proliferación casi incontrolable. Tiene 400.000 semillas, la transportan desde las palomas hasta el viento, y pesa una milésima de gramo. Imaginate el desastre que arman”.

Continúa leyendo la nota que realizó Agustín Monguillot para el Semanario Infocampo

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