En lo que a mí respecta no creo que iniciaría un conflicto si pienso que su costo supera el beneficio a obtener. Esto, pensándolo desde la racionalidad, porque también existen los conflictos gobernados por la irracionalidad, donde no importa el costo sino imponer la posición ideológica, religiosa, etcétera, que se defienda.
Se supone que el actual conflicto simplificado bajo la fórmula “campo versus Gobierno” tiene un origen económico (las retenciones móviles) y por tanto debiera conducirse en los términos de la racionalidad.
Semanas atrás ya dijimos en esta misma página que desde el Gobierno no tenía sentido mantener la intransigencia respecto de la movilidad de las retenciones cuando el beneficio esperado ya era ínfimo (500 millones de dólares) en relación al costo que estaba generando.
Ahora que comienzan a conocerse algunas estadísticas medianamente confiables sobre los efectos de los 21 días del paro de marzo, también cabe preguntarse cuál fue el costo y cuál el beneficio, y proyectarlo sobre el futuro.
1.- La faena vacuna de marzo se retrajo 46% respecto de febrero de 2008, es decir unas 600.000 cabezas menos faenadas.
2.- La faena porcina se retrajo otro 30%. La industria procesó 158.000 cabezas versus 212.000 de febrero.
3.- Estamos mostrando en este número que la faena avícola se contrajo unas 6 millones de cabezas en marzo, respecto de lo que venía creciendo en el comparativo interanual.
4.- Yendo al sector granario, la molienda de soja cayó 50% en ese mes (un millón menos de toneladas molidas), mientras que la molienda de trigo, que venía creciendo a tasas de 10% los dos primeros meses del año, se contrajo 12% respecto de febrero.
6.- El volumen operado en el Matba, que venía a un ritmo de 2 millones de toneladas mensuales en eneroy febrero, se redujo a la mitad en marzo.
Si “el campo” es la cadena de valor, evidentemente existe un costo a cuantificar, que además de lo mencionado incluye la caída en las ventas de insumos, maquinaria, etcétera, etcétera.
En este sentido, el lunes hubo una reunión entre la Mesa de Enlace de las entidades y las bolsas de cereales del país.
El comunicado difundido a posteriori sostiene que “los presidentes de las Bolsas de cereales manifestaron su preocupación por el hecho de que el complejo y dilatado proceso de diálogo (…) no haya concluido en la normalización tanto de los procesos productivos como de los comerciales”.
Operadores del sector, que hablaron con quien escribe estas líneas, coincidían en que se trata de un mensaje a las dos partes (Gobierno y entidades) para que consideren el costado económico del conflicto.
El miércoles, por medio de una solicitada, el Sindicato de los Trabajadores de la Industria Molinera acusó a los ruralistas de afectar sus fuentes de trabajo.
La dirigencia de las entidades, que ha mostrado un comportamiento maduro, también debería evaluar los aspectos económicos respecto de la evolución del conflicto, como también debe hacerlo el Gobierno.
