Según la entidad, la producción en el último año fue de 75.000 toneladas de lana (de base sucia), lo que significa un crecimiento de 6% respecto de la anterior.
Las exportaciones fueron de 62.591 toneladas y en comparación con las del pasado ciclo, crecieron 2 por ciento. El principal destino es China y le siguen Alemania e Italia. Destacaron, además, que el ingreso de divisas generado por estos envíos fue de u$s169 M, 2% más que los concretados en el mismo período la campaña pasada.
Difundieron como estimaciones de producción del ciclo venidero 76.500 toneladas de lana base, sucia.
Rentabilidad: En cuanto a las razones del crecimiento registrado, desdela Federación Lanera indicaron que desde la zafra 2002/2003 ha sido propulsado por una mejora en la rentabilidad del productor luego de la devaluación del 2002. Esto fue confirmado por sucesivos aumentos en el volumen producido, que han oscilado entre 2 y 6 por ciento.
En cuanto a la cantidad de animales que existen en el país, especificaron que desafortunadamente no hay cifras actualizadas en cuanto a la población ovina, ya que la última Encuesta Nacional Agropecuaria del INDEC se llevó a cabo en el 2002. En aquella oportunidad el estudio arrojó un total de 12.502.000 cabezas, la cifra más baja del último siglo.
Finura: Otro dato a destacar en torno de la producción es la continuación del proceso de afinamiento de la fibra de lana que viene dándose, a la par de una mejora en la calidad de la lana, desde hace ya varios años en nuestro país, en consonancia con las tendencias que marca la demanda mundial.
Para la zafra que comienza se estima un aumento de 4% en la producción de lana fina -hasta 25 micrones- que totalizaría así más de 52% de la producción total. Este proceso, que no se limita únicamente a la raza merino -la tradicional raza de lana fina-, es fundamental para la consolidación del crecimiento de la producción lanera en el país.