El maíz alto valor es una asociación varietal que produce un grano de alto valor nutritivo por una mayor concentración de aceite -duplica la del maíz común- y de un incremento del 20% en su proteína y que se utiliza básicamente para la alimentación de cerdos y aves.
En la Argentina se empezó a producir hace unos ocho años y en aquel entonces lo ofrecía Renessen, un joint venture de Monsanto y Cargill, que tenía como objetivo desarrollar el mercado de especialidades y que se discontinuó a partir de este año. No obstante, ambas compañías siguen adelante con este producto, que se presenta como una alternativa para los productores.
La propuesta comercial para la campaña 2007/08 ya se dio a conocer al mercado. Se ofrece la entrega de febrero a junio con venta precosecha hasta el 28 de febrero de 2008 por mercado Cargill lleno (precio forward
de Cargill) o bien se puede vender el volumen por el mercado de Rosario con descarga contractual.
La entrega es en los puertos de Quebracho y Punta Alvear, Santa Fe, se recibe con hasta un 3% de humedad sobre la base de 14,5% y la bonificación por calidad se pagará 7 u$s/t en contenido de aceite superior al 7%, entre otras condiciones.
Los materiales que se deben utilizar son Mavera 400 MG, Mavera 440 MG y DK 682 MAV de Monsanto.
De acuerdo con datos de Marcelo Moretta, supervisor de productos especiales de Cargill, señaló que en el país se siembran entre 60.000 y 70.000 hectáreas de este tipo de maíz con un volumen de entre 400.000 y 500.000 toneladas que se destinan principalmente a la exportación. Malasia y Chile son dos clientes fijos, pero también se exporta a Colombia, Arabia Saudita y Ecuador.
Respecto de los rindes, Moretta indicó que son similares a los del convencional y varían según zona y tipo de suelo. Respecto a la salida de Renessen de la Argentina, una fuente del sector señaló que “tenía un enorme potencial de desarrollo, pero hubo un problema de timming y de falta de visión de la división argentina de esta empresa, que fue un éxito en EEUU. En aquel momento no pudieron ver al bioetanol como un gran negocio y tampoco había el boom de construcción de plantas como en 2005 y 2006. No se llegó a entender lo que pasaba en EEUU, donde Renessen tuvo un gran impacto”.
Alexia Giménez