No obstante, la naturaleza es impredecible y la semana pasada esta plaga mostró sus garras en Lincoln y F. Ameguino, en el oeste bonaerense (alerta roja), y en Trenque Lauquen, Pehuajó, Bragado, 9 de Julio y Arrecifes, donde el alerta es amarillo.
Con las posturas en su mayoría amarillento-anaranjadas hay una ventana óptima de aplicación y control de seis días.
Luego de ese período, “si hay entre 15% y 30% de posturas vacías (respecto del total de posturas encontradas en el lote), es decir, las larvas ya nacieron, significa que el lote está pasado del momento óptimo de aplicación, aunque todavía es posible hacer un buen control de la plaga”, explicó el jefe de Protección Vegetal del Inta Pergamino y coordinador del sistema de alerta de diatraea, Nicolás Iannone. Esta situación indica que algunas larvas nacidas ya se encuentran protegidas entre la caña y la vaina, por lo que, según Iannone, hay que agregar al piretroide elegido un fosforado como Dimetoato o Clorpirifós (alrededor de 700 y 800 cc/ha, respectivamente), ya que ambos productos pueden atravesar la vaina.
En los últimos cinco años la plaga pasó de tener presencia en 1 de cada 2 a 5 lotes a los 1 de cada 10 a 30.
Al ser consultado por las causas del nuevo despliegue de la plaga en esta campaña, Iannone explicó: “Muchos productores se han dado cuenta que están poniendo u$s25 a 30 adicionales para cuidarse de diatraea donde hay un promedio de aparición muy bajo por lo que económicamente la situación no cierra y sí conviene hacer un monitoreo para estar atentosâ. El umbral económico, según datos del Inta Pergamino, es para maíz convencional de una postura de huevos de 8 a 10% de las plantas o más, mientras que para el maíz pisingallo el umbral económico es de 5 a 7% de plantas con posturas.
En lo que respecta a las pérdidas, para lotes de siembras bien tempranas atacados son del 10%, pero para lotes de siembras normales (fines de septiembre y comienzos de octubre) las pérdidas rondan el 20%, porque encuentra el cultivo en un estado más susceptible.
