Hace tres semanas, la Asociación Forestal Mesopotámica (Afome) envío una carta a la ministra de Economía, Felisa Miceli, en la que cuestionaba la falta de idoneidad de la directora de Forestación de la Nación, Ester Malacari, y reclamaba la efectivización del pago de los incentivos correspondientes a 2000/02. Esta semana se reavivó el fuego con el cruce entre los productores que insistieron que el dinero no llegó y las respuestas de la funcionaria que señaló que “los fondos ya han sido enviados a las provincias, que en el caso de Corrientes incluía también los pagos de 2003, y que los expedientes nuevos no habían sido remitidos por los gobiernos provinciales a la Dirección de Forestación de la Sagpya”.
Entre las idas y vueltas, los productores también reclaman el envío del listado de beneficiarios de los subsidios.
Los incentivos fueron establecidos por la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados. “A cada productor le tienen que dar entre u$s 400 y 450 por hectárea forestada, desde 1988 se paga contra plantación lograda. Es una porción del costo de forestar, que normalmente puede estar entre los u$s 1.000 y 1.200, dependiendo del terreno. Es un incentivo interesante porque en algunos lugares representa el 80% y en otros la mitad, según las labores que se tengan que hacer”, describió Jorge Pujato, secretario de Afome, al tiempo que destacó que “las plantaciones se deben pagar al año y medio de haberse concluido”.
Desde la entidad indican que de una hectárea prácticamente entre el 65 y el 70% es desperdicio y que hace falta la radicación de industrias celulósicas que absorban estos desechos. “¿Pero qué planta se va a instalar si no podemos garantizar el abastecimiento de madera? Están desapareciendo muchos productores y no hay una política forestal en el país a largo plazo”, sentenció Pujato.