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“Verde Montaña”, un vino artesanal con valor agregado

Pequeños productores de Cafayate elaboran más de 1.200 litros de vino por año y los comercializan con marca propia. El grupo participó en Raíz, la feria gastronómica realizada en Tecnópolis. Además, se presentó un libro sobre agricultura familiar en zonas urbanas y periurbanas.

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Por Infocampo

“Con uvas bien seleccionadas, elaboramos 1.200 litros por año de vinos malbec, torrontés, bonarda y cabernet”, dijo Esteban Guanuco, quien junto con su familia produce vinos caseros en Cafayate –Salta– y los comercializa con la marca Verde Montaña.

“Puro jugo de uva, sin químicos agregados”, como describió a sus productos, que se destacaron en la vidriera de Tecnópolis durante los cuatro días de Raíz, el Festival Gastronómico Argentino que contó con la participación de 200 productores de todo el país, 25 cocineros, 50 restaurantes regionales y 20 naturistas. Por si no fuera suficiente, también hubo una Feria popular, donde 80 pequeños productores exhibieron frutos de su trabajo para venta al público, además de 25 bodegas que son parte del programa “Argentina: Tierra de Vinos” y el “Patio Cervecero” con 15 productores artesanales de diferentes puntos del país.
El emprendimiento de Guanuco es parte de la Asociación de Elaboradores de Vinos Caseros en Cafayate, conformada hace cinco años por los productores con el apoyo del Instituto Nacional de Vitivinicultura y el INTA, cuya propuesta se base en el valor agregado en origen y el trabajo asociativo. Actualmente, el grupo reúne a más de 50 productores de esa región.

“Venir hasta Buenos Aires para mostrar lo que producimos, para nosotros, es una oportunidad”, señaló Guanuco. Es que espacios de encuentro como Raíz representan posibilidades poco habituales: “Es una demanda muy valorada por los propios productores, porque les permite intercambiar saberes y maneras de producir los vinos, hacerse conocer, ganar nuevos mercados y vender mejor”, explicó Diego Kalman, técnico del INTA Cafayate.

De acuerdo con Kalman, la asociación reúne a un grupo de productores con superficies pequeñas de vid, que utilizan parte de su producción para elaborar vinos artesanales. ¿Su próximo objetivo? Consolidar una marca colectiva que respete los rasgos individuales y ofrezca una identificación común.

“A partir de la asociación con sus vecinos, realizan en forma conjunta compras de insumos –enológicos, vidrio, corchos, cajas de cartón–, la promoción de sus vinos y la administración de un parque de herramientas y maquinarias”, detalló el técnico. De esta manera, agregó, los emprendedores logran “abaratar los costos y tener acceso a maquinarias que de otra manera no podrían. Además, aliviana la mano de obra y mejora la calidad de los productos”.

De los 2.172 municipios argentinos, sólo 130 –es decir, el 6 por ciento– cuentan con ferias locales donde pequeños productores y agricultores familiares comercializan sus productos. De acuerdo con un estudio del INTA, existen hoy más de 300 ferias que, en conjunto, representan alrededor de 1 millón de pesos por jornada y abastecen a más de 35.000 consumidores por día de feria. En un mes, esos espacios generan un movimiento económico de 6 millones de pesos y, si se multiplicaran en todos los municipios, podrían abastecer a 150.000 consumidores en forma directa.

En Raíz se realizó un encuentro con los actores involucrados en estos procesos, para poner a debate distintos aspectos vinculados con la elaboración y comercialización de productos agropecuarios en las zonas urbanas y periurbanas del país.

“Necesitamos herramientas del Estado para trabajar dignamente y comercializar en mejores condiciones”, dijo Daisy Mamani, presidente de la Cooperativa Nueva Esperanza, de La Plata. “Nuestra cooperativa pudo contar con la asistencia técnica del Programa Cambio Rural del INTA y acceder a mucha información disponible que no conocíamos”, indicó.

Mamani participó de la presentación de un proyecto de ley, elaborado por la legisladora formoseña María Gabriela de la Rosa, para promover las ferias locales de la agricultura familiar y la economía social. Asimismo, en ese marco se presentó una publicación editada por el INTA sobre normativas vinculadas con esa problemática.

En ese contexto, la directora de la unidad del instituto en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Andrea Maggio, consideró que “es muy auspicioso saber que un proyecto de ley está contemplando ampliar este marco a escala nacional”. A su vez, el director del Centro de Investigación y Desarrollo para la Pequeña Agricultura Familiar del INTA, José Catalano, expresó que “conocer las normativas y avanzar en la ley es fundamental, porque a esta actividad legítima que desarrollan los agricultores familiares se le otorga mayor visibilidad y legalidad”.

De acuerdo con Catalano, “como integrantes del INTA trabajamos fuertemente con mucha presencia institucional para generar conocimiento de modo que las organizaciones de productores tengan mejor acceso a la comercialización”.

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