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“El productor va a tener la llave para decidir por el 60% de su producción de trigo y maíz”

Así lo indicó Gualberto Di Camillo, gerente general de AFA, con relación al proyecto elaborado para reformular el sistema de comercialización de cereales. “El exportador, para poder embarcar, va a tener que conseguir certificados de libre disponibilidad”, apuntó.

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Por Infocampo

“La comercialización de trigo y maíz es una rueda que está trancada, que no funciona, y el perjudicado siempre es el eslabón más débil, que en este caso es el productor agrícola. Pensamos en una metodología para destrabar eso”. Así lo indicó hoy Gualberto Di Camillo, Gerente General de Agricultores Federados Argentinos (AFA), con relación al proyecto elaborado para reformular el sistema de comercialización de cereales.

“La primera alternativa es volver al sistema anterior a este esquema, en la cual había total libertad para registrar exportaciones, pero sabemos que eso en las actuales circunstancias no es posible: entonces pensamos en generar alguna idea a los efectos de que esa rueda comercial se empiece a destrabar; esto no quiere decir que (el nuevo sistema) sea la panacea ni que sea para toda la vida, sino que simplemente es para que se pueda destrabar el mercado de trigo y de maíz”, apuntó Di Camillo en declaraciones realizadas al programa Infocampo Radio (AM 950 / Radio Belgrano). 

Di Camillo recordó que en la actualidad muchos productores no encuentran compradores para su producción de cereales y que los precios ofrecidos por la exportación y los molinos registran descuentos (una suerte de “retención privada”) de entre 40 a 70 u$s/tonelada versus el FAS teórico.

“Año a año se va determinando la matriz alimentaria, es decir, cuánto se debe reservar de trigo y de maíz para el consumo interno, que ronda las 6,0 millones de toneladas de trigo y 8,0 millones de toneladas de maíz. Hoy, con las producciones actuales, ese porcentaje ronda el 40% de ambos cultivos”, señaló el gerente de AFA.

Di Camillo indicó que, en el esquema propuesto, el productor deberá declarar la superficie sembrada con cereales y, en noviembre en el caso de trigo y en febrero en el de maíz, el gobierno podrá, con esa información, estimar las cosechas probables de ambos cultivos.

“En función de esa estimación, que supongamos que para el maíz sea de 20 millones de toneladas, tenemos que guardar 8,0 millones: de ahí surge ese 40% que el productor se compromete a guardar para el mercado interno. Entonces se va a emitir un sistema de certificados, por el cual el productor va a recibir un certificado de libre disponibilidad por el 60% de su producción (estimada), la cual podrá venderse tanto a la exportación como al mercado interno”, explicó.

“El exportador, para poder embarcar esa mercadería, va a tener que conseguir esos certificados de libre disponibilidad, sino la mercadería no va a poder ser embarcada. Con lo cual el productor es el que va a tener la llave para decidir por el 60% de su producción, porque el 40% va a estar reservado con exclusividad para el consumo interno”, agregó.

El gerente de AFA indicó que, de esa manera, cuando el productor decida vender el 60% de su producción estimada, podrá entonces conseguir vender su mercadería a un precio cercano al FAS teórico oficial (que hoy por hoy en trigo es de 893 $/t en el caso de trigo y de 905 $/t en maíz).

“Cuando ideamos esto, se lo comentamos a la gente del Ministerio de Agricultura (de la Nación) y ellos, con buen tino, nos dijeron que les parecía una alternativa interesante y que la evaluáramos con el resto de la cadena; entonces lo que estamos haciendo es comunicarlo a todos los actores de la cadena: si bien el origen es AFA, la idea es que todos participen, para lo cual hemos hecho varias reuniones con las Bolsas de Cereales de Rosario, Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos, con los centros de corredores de cereales, los centros de acopiadores, los exportadores, los molinos, Federación Agraria, CRA y Coninagro, con lo cual la idea es que todos participen para que cada uno aporte, dentro del marco de la idea madre, su conocimiento y que tratemos de consensuar un esquema único para que podamos entre todos desarrollarla y presentarla al gobierno nacional”, relató Di Camillo.

“La única manera en que se destraba la rueda del trigo y del maíz es con mas producción y si al productor le damos herramientas claras para comercializar sus granos y que pueda capturar parte del valor internacional, el productor va a responder como siempre lo hizo: produciendo más. Y esa relación de 40% va a reducirse quizás en un futuro al 30%”, añadió.

En lo que respecta al 40% de la cosecha destinada al mercado interno, el gerente de AFA dijo que el esquema prevé dos caminos: uno es la venta directa a molinos (tal como sucede actualmente) y el otro a través de un fideicomiso creado con aportes estatales y gestionado por las Bolsas de Cereales o bien alguna empresa vinculada al Banco Nación (como Nación Fideicomisos).

“La molinería compra alrededor de 500.000 toneladas de trigo por mes, con lo cual se producen cuellos de botella, donde el productor quiere vender y el industrial no siempre está dispuesto a comprar; entonces la idea es que, si el productor no tiene posibilidad de vender su trigo, haya un fideicomiso en dónde los productores puedan vender todo lo que quieran, dentro de su cuota de mercado interno, y que los molinos puedan comprar lo que quieran a ese fideicomiso, con lo cual ese instrumento sería un ente regulador de la oferta y la demanda”, comentó.

“Si el gobierno quisiera darle algún tipo de subsidio a la harina, como se lo estuvo haciendo hasta hace un tiempo, lo podría entonces hacer generando un descalce entre el precio de compra al productor y el precio de venta a la industria molinera para poder mantener el precio de la harina a un determinado valor”, indicó.

Di Camillo reconoció que “la figura del fideicomiso es una de las más resistidas: se plantean cuestiones como el de las calidades, dado que no todo el trigo que se produce es de calidad panadera, y es una limitante que seguramente vamos a tener que contemplar. También está el tema de los fletes: la industria molinera está cercana a la ciudad de Buenos Aires y habría que ver de qué manera se compensaría el esquema de fletes de las producciones de zonas lejanas”.

El gerente de AFA resaltó que “si no declara (sus existencias y superficie sembrada), el productor no va a tener acceso al certificado de libre disponibilidad y, si quiere tener acceso al mercado con el mejor valor, va a tener que declarar”, 

En lo que respecta al impacto del nuevo sistema sobre el mercado de futuros (forwards), Di Camillo dijo que “está previsto que un porcentaje de ese total del 60%, el productor lo pueda vender en los mercados de futuros, con anticipación a la cosecha, con lo cual eso liberaría en parte ese tema de poder capturar precios a lo largo del año”.

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