La Argentina se transformó en los últimos años en el principal productor de aceite de oliva de América del Sur, tras una larga crisis entre los ’70 y comienzos de los ’90 que llevó al sector al borde de la extinción.
Para D’Auría, el futuro de la olivicultura argentina es “promisorio” y la producción del sector podría alcanzar las 100 mil toneladas de aceite entre 2015 y 2020, lo que llevaría al país de la actual 10ma. posición al 6to.o 7mo. puesto en el mundo.
Pese a que la producción olivícola argentina aún carece de relevancia mundial, a mediados de la próxima década superaría las 100 mil toneladas, y la Argentina se consolidaría como uno de los principales productores, coincidió José Luis Marginet Campos, de la Dirección Nacional de Alimentos.
A medida que la producción de aceites aumente serán cada vez mayores los saldos exportables, y en los próximos años la Argentina podría transformarse en el quinto exportador mundial, arriesgó Marginet Campos en un documento.
“La Argentina tiene que explotar la ventaja de ser el principal productor de contraestación de la Cuenca del Mediterráneo”, región que concentra el 70 por ciento de la producción mundial, afirmó por otra parte D’Auría.
Para Marginet Campos, en tanto, “la producción nacional cuenta con dos grandes ventajas: la contraestación y la posibilidad de producir grandes cantidades de aceites vírgenes de excelente calidad que van a poder clasificarse por variedad”.
Finalmente, el directivo de Yancanelo y también catador de aceite de oliva y sommelier consideró necesario “invertir más, mejorar la posición del producto, fortalecer la marca argentina y garantizar mejores insumos”.
En ese sentido, para Lucía Tomada, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), las perspectivas son alentadoras, aunque aún falta todavía superar algunos inconvenientes, como la falta de clasificación organoléptica del producto.
El desconocimiento de las características de los distintos tipos que hoy se elaboran por la incorporación de nuevas regiones a la producción en los últimos años (Catamarca y La Rioja, entre otras) representa un “problema importante al momento de comercializar debido a que las normas internacionales son sumamente estrictas en los parámetros físicos y químicos”, agregó.
La homologación de los ensayos de acuerdo a las normas establecidas por el Consejo Olivícola Internacional (COI) permitirá aumentar significativamente la competitividad de las exportaciones argentinas en este rubro, concluyó Tomada.
Fuente: Télam

