Esta semana se comunicó oficialmente el traspaso del frigorífico Ayacucho (ubicado en la localidad bonaerense homónima) luego de que la compañía Anwel International Corporation (con sede en Panamá y oficinas en Uruguay) desembolsara $12 millones (u$s 3 millones) para quedarse con la operatoria de esta planta de faena de caprinos y ovinos.
La novedad de esta adquisición es que esta tradicional planta industrial faena animales bajo las normas establecidas por la religión musulmana, así que gran parte de su producción está destinada a exportarse fundamentalmente a países musulmanes que consumen corderos bajo el rito jalal.
Ahora bien, el interrogante que surge luego de conocerse el desembarco de este grupo inversor es quiénes son y por qué eligieron la Argentina. La operación se concretó justamente en un marco muy enrarecido para el negocio frigorífico local, no sólo de bovinos, sino también de caprinos y ovinos.
Mientras el grupo brasileño JBS se retira paulatinamente del país y otras plantas industriales frenaron sus actividades, una nueva noticia surge desde Ayacucho. El grupo Anwel tiene su base de operaciones en Panamá, pero está manejado e integrado por empresarios originarios de Uruguay.
En los últimos años han invertido en la compra de empresas relacionadas con la alimentación. Todas radicadas en países de Latinoamérica. La compañía se autodenomina como una trader y sus principales productos son carnes (ovina y bovina), pescado, productos lácteos, aceites y granos.
Actualmente tiene representantes comerciales en Panamá, Uruguay, la Argentina, Brasil, China, Estados Unidos, Venezuela e Inglaterra. La planta adquirida por Anwel tiene una superficie construida de 9000 metros cuadrados y su capacidad de faena alcanza las 1500 cabezas por día. Además, cuenta con cámaras de almacenamiento de congelados para 700 toneladas.
En la actualidad, el grupo inversor exporta principalmente a los países de Medio Oriente y Norte de África, dado que faena los corderos bajo los ritos jalal y kosher, y tiene previsto expandir sus operaciones a partir de la incorporación del frigorífico Ayacucho tanto al exterior como al mercado argentino a través de las grandes cadenas de supermercados.
En este contexto, todo indica que esta empresa no tiene ningún tipo de temor respecto de las regulaciones que podría imponer el gobierno argentino.
En cierta medida, los caprinos y ovinos hoy no están regulados como la carne bovina y el mercado nacional para productos kosher es muy acotado. Así, la faena efectuada en este establecimiento sería destinada principalmente a la exportación.
En el sector frigorífico uruguayo esto es toda una novedad ya que se dio vuelta una tendencia muy marcada de los últimos años: los empresarios locales invertían en el país vecino y no viceversa.
Sin ir más lejos Quickfood, hoy manejado por el grupo brasileño Marfrig, no dudó en incrementar su operatoria en Uruguay. A su vez el sector cárnico no es el único de interés para los empresarios locales, ya que en los últimos años los principales grupos de producción primaria también desembarcaron para sembrar en aquellas latitudes.
Según señalan distintas fuentes del sector, esta compañía de origen uruguayo cuenta con suficiente liquidez y perspectivas de crecimiento para continuar invirtiendo en la Argentina. Incluso se habla de que todas las operaciones estarían orientadas al sector productor de alimentos industrializados.
Ahora bien, en lo que respecta simplemente a la planta de Ayacucho, ya está proyectado que siga operando con total normalidad y alcanzando sus niveles de faena máximos. Conservando, al mismo tiempo, la totalidad de los empleados.
También se comenta puertas adentro que se vendría una serie de mejoras tecnológicas en la planta de procesamiento, todas dirigidas a mejorar la calidad productiva.
Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario

