En su último encuentro del año, el quinto desde el comienzo, Fertilizar dio un anticipo de la campaña sojera, así como mostró los datos de reposición de nutrientes de la última campaña .
Para ello, tanto el presidente de la asociación, Jorge Bassi, como el vicepresidente, Pablo Pussetto, detallaron datos muy relevantes que hicieron a la última campaña además de las recomendaciones que aportó Fernando Martínez del INTA Casilda.
La apertura de la charla fue de Pussetto, quien abrió diciendo que “la tecnología es la herramienta más importante si apuntamos a un aumento de la producción”. Esta entrada le permitió decir que “venimos de dos campañas de retroceso en la adopción de tecnología, aunque en la actual se nota la reactivación de la demanda”.
El directivo se encargó de mostrar todos los datos de reposición de la campaña 2009/10.
“El consumo de fertilizantes alcanzó las 2,6 Mt entre nitrógeno, fósforo, azufre y potasio, pero estimó que para la presente el consumo se recuperará en 500.000 toneladas.”
Luego, detalló que la extracción de nutrientes al suelo, medidos como equivalentes de fertilizantes, representó 6,2 Mt. Este número no fue tan sorprendente hasta que no se lo valorizó en dólares. “La diferencia entre lo aplicado y lo que nos llevamos en los granos, representa u$s3.000 millones de costo para el suelo”.
Esta relación aplicado/extraído, sobre la que Pussetto recayó reiteradamente, fue la menor en el caso del potasio, del orden del 1%. Es lógico, ya que nuestros suelos cultivables tienen exceso de este macronutriente, aunque aumenta en el caso del azufre en el cual sólo se repuso el 30% por sobre lo que se extrajo, el 30% en el caso del nitrógeno, y el 40% en fósforo.
Para concluir, se enfocó en los niveles de reposición de fósforo en soja de la campaña pasada.
Bajo la misma forma de análisis antes mencionada, Pusseto dijo: “La producción nacional de soja alcanzó las 52,7 Mt, esta cosecha se llevó 2,9 Mt de nutrientes, pero sólo aplicamos 360.000 “.
Al evaluar esta diferencia en dólares, el valor es muy alto, del orden de los u$s2.500 M, pero cuando se lo afecta por la superficie sólo representa u$s136/ha y u$s47/t de grano. “Este resultado muestra a las claras que sólo con un costo extra de u$s47, mínimamente, le estaríamos devolviendo al suelo todo el nutrientes que nos llevamos”, subrayó.
También mostró aquellos puntos básicos para tener presentes cuando alquilamos un campo. “Es fundamental realizar contratos plurianuales, que nos permitan incluir gramíneas en rotación, también convenidas por contrato, así como una cláusula para la conservación de suelos, además de elegir los planteos sustentables.”
A su turno, disertó Jorge Bassi. El gerente de marketing de fertilizantes de Bunge anticipó los detalles económicos que marcan a la campaña sojera.
“La relación insumo/producto, estimada a septiembre, se encuentra en los niveles más bajos de las últimas cuatro campañas con valores de 1,13.” Sin embargo aclaró, en función de las conclusiones de una encuesta, que el productor sólo considera en un 80% de los casos como imprescindible o muy importante fertilizar al trigo o al maíz, y en sólo el 32% de los casos es adecuado para la soja.”
Seguidamente, dio las causas por las que el productor no incluye las prácticas de fertilización entre los costos de la oleaginosas.
“En primer lugar, la soja es el cultivo que muestra menos respuesta a la fertilización; también la tecnología de aplicación presenta algunas limitaciones ya que la dosis cercana a la semilla que se puede depositar es muy baja; por otro lado, la generación de conocimientos es determinante ya que si no actualizamos periódicamente las respuestas a los fertilizantes en función de los mayores rindes y las nuevas tecnologías disponibles, la respuesta puede quedar limitada por otro nutriente. En este sentido aclaró los descensos en la eficiencia de absorción de azufre”.
Y por último destacó que el productor no valora el impacto de la fertilización en el mediano plazo. “De acuerdo con un ensayo de estrategias de fertilización en la zona núcleo, altas dosis de fertilizantes dejan su huella en el lote al menos por una campaña en que se manejen bajas dosis.”
Con datos claros, subrayó que es posible utilizar dosis de reposición en soja. “Para 40 qq de soja, se puede aplicar 21,5 kg P y 11,5 kg S/ha, que representan 100 kg de superfosfato simple más 60 de fosfato monoamónico, con costos de 4 a 5 qq de grano”
Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario

