En su discurso, el Papa se detuvo sobre todo en el “aspecto ético” de la labor de los magistrados, según publica Infobae.
Destacó que en cada país existen normas jurídicas “que tienen por objeto proteger la libertad y la independencia del magistrado, para que se den las garantías necesarias para cumplir con su importante y delicada labor”.
Y por ello, agregó, esto pone a los magistrados “en un lugar destacado, para responder adecuadamente al cargo que la sociedad les ha confiado y para mantener imparcialidad y discernir con objetividad y prudencia”.
Francisco destacó cómo “del juez dependen decisiones que no sólo afectan a los derechos y a los bienes de los ciudadanos, sino que se refieren a su propia existencia”.
Según el Sumo Pontífice, un juez debe poseer “cualidades intelectuales, psicológicas y morales que den garantía de fiabilidad para una función tan importante”. Pero entre estas cualidades, Francisco destacó que la más importante es la prudencia.
“Si se tiene prudencia se posee un elevado equilibrio interior capaz de dominar las presiones que llegan del propio carácter, de las visiones personal o de las convicciones ideológicas”.
Al dirigirse a los magistrados italianos, les instó a esforzarse para “ser un ejemplo de integridad moral para toda la sociedad”.

