“Ante este nuevo DNU, de magra justificación, con claros ribetes de inconstitucionalidad y con su implicancia en el debilitamiento de las instituciones, el Congreso de la Nación debe salir de su letargo electoral y tratar las iniciativas legislativas que existen sobre la propiedad de las semillas y los eventos genéticos que ellas contienen”, declaró el legislador.
“Nos encontramos ante una nueva avanzada de Monsanto –agregó-, una empresa química que ha absorbido semilleros, que, no conforme con el precio abusivo de sus semillas, pretende ahora cobrar a los chacareros un dinero extra en concepto de patente de propiedad sobre características genéticas que tienen las semillas que vende, que consideran creaciones de su propiedad. El ejecutivo no puede desconocer lo habitual que es el uso propio de semilla por parte de los pequeños y medianos productores. La ley actual contempla el pago de los avances tecnológicos en la semilla fiscalizada; la falta de controles que adolece el Estado no debe ser un justificativo para esta entrega de la soberanía alimentaria que significa esta exigencia de Monsanto”.
“Olvida la multinacional en sus argumentos que las creaciones genéticas no nacen de un repollo”, remarcó el Diputado Nacional del Bloque Socialista. Décadas de investigaciones financiadas por los Estados nacionales en diversas partes del mundo han desentrañado el genoma de las plantas y descubierto los mecanismos que mediante retrovirus y otras técnicas de ingeniería genética permiten insertar genes extraños en el ADN de los cultivos. Eso fue lo que le ha permitido a estas empresas avanzar luego en la generación de eventos transgénicos que les han reportado importantes beneficios económicos al permitirles vender paquetes de semillas más herbicidas.
“Ahora no sólo desconocen décadas de inversión pública en investigación para considerarse propietarios de eventos transgénicos –agregó-, sino que pretenden que el Estado considere a los mismos como partes diferenciadas dentro del genoma que constituye la semilla, y cobrar una patente por ello. En nuestro proyecto de Ley de Semillas esto queda claramente legislado: los eventos transgénicos no se diferencian del genoma sino que son una sola cosa con él. Por ello, la semilla tiene un valor único que contempla su genoma completo, y no hay derechos que nazcan de considerar una parte en especial de su genoma”.
Por último, Barchetta expresó que “El Gobierno debería considerar esta clara postura y, sobre todas las cosas, dejar actuar al Congreso para que éste cumpla su rol, sin avasallarlo con otro DNU que avanza sobre sus atribuciones.”
