Y los de Aapresid quieren usar esa fórmula tomada de la física para llevar adelante su propuesta de âcambiar la Argentina sin tomar el poderâ, desde la formidable tribuna que es su congreso anual y que este año tendrá lugar entre el martes 8 y el viernes 11 de agosto.
Este âcambiar la Argentinaâ tiene que ver con el âdarse cuentaâ de la oportunidad de la sociedad local en el contexto global del siglo XXI.
Uno de los que intentará describir esta oportunidad adecuadamente es Steve Sonka, un profesor de la Universidad de Illinois (EE.UU.) que llega a Rosario con un mensaje muy concreto: existen tendencias mundiales muy marcadas que los argentinos no deben desaprovechar.
La primera es la de un mundo deseoso y con acceso a las proteínas animales.
Es que ya no se trata de la carne vacuna solamente. Se trata del complejo alimentario que resulta de haber convertido fuentes de carbohidratos (cereales) y proteínas vegetales (oleaginosas) en productos animales, proteínas cárnicas.
La India y China, que tienen un tercio de la población del mundo, son dos países que no solamente están creciendo económicamente sino que además tienen una población joven que ansía comer proteínas animales. Y la Argentina tiene la posibilidad tanto de proveerles directamente la carne como los insumos básicos para producirla.
Pero ahí aparece la segunda oportunidad, según Sonka. Así como la gente quiere comer carne, las economías desarrolladas saben que no pueden depender de los combustibles fósiles, cada vez más caros y en manos de unos pocos países que cartelizan su oferta y entonces apuntan a utilizar esos mismos cereales y oleaginosas para producir energía para su gente, como alcohol en el primero de los casos y como biodiésel en el segundo.
Lo que para el chacarero de las pampas significa esto es que le duplican la demanda. No sólo le podrá vender a las aceiteras sino también a las petroleras y si ambas se asocian no importa porque el volumen de la demanda se multiplica igual. âLa producción de biocombustibles se multiplicará por seis para 2025 para proveer 25.000 millones de galones (6.600 millones de litros) por añoâ, vaticina Sonka.
En este contexto, el productor agropecuario se especializará en la administración del conocimiento y las redes de contratos para llevar adelante la maximización de la renta del campo. Y esa gestión trasciende las fronteras de su país.
Esa es la idea del âglobal farmerâ (agricultor global) que esta última semana se presentó en el lanzamiento de la nueva Maestría en Agronegocios de la Universidad Austral. Ahí estuvo Oscar Alvarado, líder de El Tejar, que es uno de los modelos que está teniendo en esta nueva concepción de los agronegocios.
âSon productores transnacionales y está ocurriendo en distintos lugares simultáneamente. Si bien no es algo generalizado, empiezan a haber más casosâ, opina Santiago Lorenzatti, director técnico de Aapresid.
Este joven profesional explicó que el congreso tendrá dos ejes, uno el vinculado con las grandes tendencias de los agronegocios y los marcos en que se desarrollan y el otro, el original, vinculado con los desafíos tecnológicos.
âLos paneles técnicos surgieron de una tarea de prospección tecnológico, para determinar cuáles son los principales desafíos de acuerdo con los mismos técnicos y productoresâ, explicó el profesional. âPor ejemplo, en la región centro se plantea cómo adecuar el paquete tecnológico del trigo al potencial del ambiente, porque el año pasado los rindes llegaron a 5.000 kg/ha y el anterior promediaban los 3.500, entonces ocurre que un año el productor se puede quedar corto en la fertilización y en el otro fertilizar de más. Para analizar eso vamos a contar con la opinión de Daniel Miralles, un experto en fisiología de la Facultad de Agronomía de la UBAâ, anticipa Lorenzatti.
Javier Preciado Patiño
jpreciado@infocampo.com.ar
