Con una metodología propia, el IPC-Ecolatina registró en 2007 un aumento de precios (23,9%) “que casi triplica los datos oficiales”.
“La brecha entre la inflación oficial y la real fue de 15,5 p.p. y la mayor distorsión se dió en Alimentos y Bebidas, donde la diferencia alcanzó los 26,9 p.p. seguida por Indumentaria 20 p.p y Atención médica y gastos para la salud 16,3 p.p”, dijo Ecolatina.
El estudio agrega que “la distorsión en la medición de la inflación alcanza a otros indicadores de la economía. Es el caso de los índices de Pobreza e Indigencia; las ventas a precios constantes de shoppings y supermercados; e incluso llega a afectar a las cuentas nacionales”.
En este orden, asegura que en sus mediciones “la pobreza e indigencia lejos de caer, aumentó en 2007”.
Ecolatina, creada por el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, explicó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) con el cual se manejan está basado en los valores recolectados en Buenos Aires y Gran Buenos Aires “utilizando la metodología del Indec hasta diciembre de 2006 y apoyada en relevamientos propios”. A esa fecha, según la consultora, el Gobierno comenzó a “intervenir el área de precios” del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Agregó que el IPC-Ecolatina releva al mes 21.500 precios relativos a 500 bienes y servicios en diversos puntos de venta.
Para este año, Ecolatina evalúa que “además de los factores inerciales que presionarán los precios, hay que considerar que para 2008 se espera una política fiscal más contractiva y estratégica en términos de consumo, una política monetaria y cambiaria neutral, y tasas de interés por debajo de los niveles de inflación”.
Y que esto tendrá “dos elementos adicionales que juegan en contra de la desaceleración de los precios: el ajuste de tarifas públicas (los aumentos anunciados suman 2 p.p. al IPC) y la escasez energética”.
En tanto, apuntó que “el rubro Alimentos y Bebidas puede jugar este año en favor de la desaceleración. Mientras que, las negociaciones salariales constituyen un punto de inflexión para la dinámica futura de los precios”.
Por ello concluye que “lo más probable es que la inflación de 2008 se ubique en torno al 20%. No esperamos que la suba de precios se acelere aún más porque todavía perduran los superávit gemelos”.
Pero alerta también que “hay signos de incipiente desabastecimiento en sectores sensibles y creciente puja distributiva que no permiten descartar por completo este escenario”.
“Asimismo hay muchos elementos de inercia que conspiran contra una inflación inferior. Sólo si el clima acompaña y las presiones sobre los precios de los alimentos se morigeran se puede alcanzar un escenario de precios descendente”.