Mientras el día a día mediático transcurre entre los avatares del secretario Moreno, los precios de los alimentos, los reembolsos y los dichos de la dirigencia, todo importante por supuesto, algo muy grande se está gestando en Rosario.
Para mediados del año que viene, Indear SA, un joint venture entre Biosidus Ag y Bioceres, estrenará edificio y alojará allí unas cien personas trabajando, más de la mitad investigadores con grado de doctor o superior.
En este gran proyecto vinculado al progreso genético, en conjunto con nueve instituciones científicas públicas, Indear SA instalará en sus laboratorios un secuenciador genético de ultimísima generación.
Para tener una idea de magnitud es 200 veces más poderoso al usado por Craig Venter (de Celera Genomics) en la secuenciación del genoma humano.
Otra comparación es que si los equipos anteriores necesitaban 10 a 20 “corridas” para secuenciar el ADN de un microorganismo como Escherischia coli, este equipo tiene capacidad para secuenciar 100 microorganismos en una sola corrida.
Se trata de un equipo que vale entre 600 y 900.000 dólares (en función de la última actualización con la que venga cargada) y además de proveer servicio para el proyecto específico de Indear y las universidades, que apunta a la microbiología del suelo (y tiene el apoyo del SeCyT), va a ser de una utilidad excepcional al mejoramiento vegetal.
Con el mapeo genético que realizan estos equipos, la tecnología de los marcadores moleculares pasa a ser obsoleta. Por ejemplo, los breeders de maíz podrán saber cómo se combinaron exactamente los genes en un híbrido, haciendo correr la secuenciación genética.
Las expectativas que se abren son infinitas. Recientemente estuvo en la Argentina Robb Fraley, el vicepresidente de Monsanto. Palabra más, palabra menos, lo que le dijo a quienes participaban de su charla en Fontezuela (Pergamino) es que todavía no se ha visto nada en lo que ha biotecnología se refiere.
Obviamente se trata de una ironía. Pero si los productores ya vieron el impacto de la tecnología de resistencia a glifosato o a insectos, lo que van a ver sus hijos no tendrá ni punto de comparación con esto.
En definitiva, los organismos vivos trabajamos con una codificación muy similar a las computadoras. Sólo que en vez de ser ceros y unos (binarios) son cuatro (adenina, timina, citocina, guanina), que se combinan en pares fijos y en tripletes.
Con el conocimiento actual ya es factible sintetizar partes de un gen, en tanto que se está cada vez más cerca -es sólo cuestión de tiempo, asegurande diseñar enzimas artificiales y sintetizarlas.
Ahí es adonde se está encaminando el trabajo de Indear y de todo el grupo científico y tecnológico que está detrás de él. Tal vez no sea un “título”para las urgencias del día a día, pero sin duda esto es lo importante para la Argentina.
Javier Preciado Patiño