A fines de agosto el gobierno de Brasil implementó medidas para apuntalar su alicaída industria y contrarrestar los efectos adversos del deterioro internacional. Pese a que la inflación superaba la meta establecida, el Banco Central bajó las tasas de interés y el Tesoro anunció mayor austeridad fiscal. La medida generó alerta respecto del abandono de las metas de inflación e impulsó la depreciación del Real.
“Sin embargo, con el correr de los meses la suba de precios se moderó y se frenó la actividad (se estima que el año cerrará con una expansión en torno de 3%). Además, tanto la inversión como el consumo –principal driver de la economía brasilera– y las importaciones cayeron en términos desestacionalizados. El único componente que creció durante julio/septiembre fueron las exportaciones”, indicó un informe de la consultora Ecolatina.
A nivel sectorial se observó un retroceso de la “industria agregada” (incluye la rama extractiva de minerales, la manufacturera, la construcción y el suministro de luz gas, agua, cloacas y barrido) y de los servicios. La excepción fue el sector agropecuario. La caída industrial se debe al rubro de Transformación, es decir la manufacturera. La producción fabril acumula a octubre un retroceso de 6% desde el pico de actividad de marzo. Los factores externos explican parte de este freno, pero el atraso cambiario es un factor determinante.
“Más allá de los cuestionamientos en torno del posible desborde de la inflación, los hechos demuestran que el gobierno de Dilma acertó el diagnóstico respecto de un contexto de menor crecimiento y presiones inflacionarias en Brasil. Más aún al cierre del año, el Ministerio de Economía implementó un nuevo paquete de medidas para estimular el consumo, el financiamiento externo y la producción sectorial”, explicó Ecolatina.
Además, el Banco Central redujo la tasa de interés de referencia a 11% y se espera que se profundice esta baja en un contexto internacional adverso. Las metas de inflación se cumplirán si se mantiene la disciplina fiscal. Las proyecciones del relevamiento de expectativas de mercado del Banco Central de Brasil muestran mayor crecimiento en 2012, menor inflación, una tasa Selic de un dígito y un Real sin cambios.