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Crece la incertidumbre en la industria molinera por las retenciones

Los trabajadores piden elevar el diferencial de los derechos de exportación entre el trigo y la harina al 18%. El riesgo es perder los mercados externos a causa de las políticas proteccionistas.

Los trabajadores piden elevar el diferencial de los derechos de exportación entre el trigo y la harina al 18%. El riesgo es perder los mercados externos a causa de las políticas proteccionistas.
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Por Infocampo

“Nos sobran las razones para advertir públicamente que la eliminación de los diferenciales de derechos de exportación entre la harina y su materia prima será la causa para que la industria molinera sufra quebrantos económicos y miles de trabajadores de la actividad pierdan su trabajo”, manifestó mediante un comunicado la Unión Obrera Molinera Argentina, el gremio de los trabajadores de esta industria.

“El diferencial, actualmente del 10%, sólo reconoce la incorporación de valor por la industria en insumos como envases, núcleos vitamínicos, energía, combustibles y, por sobre todo, mano de obra nacional”, agregan.

“Además, compensa las dificultades que generan las políticas de protección que aplica Brasil y la política de subsidios de la Unión Europea“, sostienen.

“Por eso, es necesario incrementar el diferencial de derechos entre el trigo y sus derivados al nivel de su mejor momento, esto es el 18 por ciento”, concluyen.

El comunicado de la Uoma se enmarca en el contexto de la discusión por la baja de los derechos de exportación a los granos.

Este reclamo de las entidades ruralistas ancla fuerte en el caso del trigo, donde hay mayor consenso para una eliminación total de las retenciones.

Pero en la actividad industrial del grano, los molinos ven con preocupación que al equiparar en cero las retenciones del trigo respecto de la harina, indirectamente se está castigando a la exportación de un producto de valor agregado como es la harina.

De ahí que los trabajadores planteen que una diferencia de 10 puntos porcentuales entre el grano y la harina es lo mínimo para equiparar el costo adicional de procesar la materia prima.

“Cualquier país en el mundo prefiere comprar la materia prima antes de que haya pasado por los trabajadores, es decir prefieren comprar el trigo a la harina. Por eso de lo que estamos hablando acá es de defender el trabajo argentino”, dice José Alberto Muzzi, secretario adjunto de la Uoma, en diálogo con Infocampo.

Muzzi es la tercera generación de trabajadores molineros. Su abuelo y su padre fueron operarios de la Compañía Molinera del Sur, en Bahía Blanca. Él siente a la industria como si fuera propia.

“Hay una frase que usamos: el molino es nostro, porque históricamente lo manejaron los gringos. Es una industria noble, porque hace el pan y con empresas que llevan más de cien años trabajando”, comenta Musí respecto de la afinidad que se da entre el gremio y los empresarios, más allá que a la hora de discutir los salarios se sienten cada uno de un lado del escritorio.

Con unos 7.000 empleos directos, Musí no deja de recordar la debacle en que se encontraba la actividad durante la década del 90.

“En esos años había explotado el trabajo en negro. El 99% era trabajo en negro y todo estaba en esa situación. Los establecimientos cerraban y eran ocupados por mafias. Pudimos recuperar muchos, que fueron transferidos a los empresarios, como el de Galván o Morixe, porque nuestra vocación no es ser empresarios. Por eso de lo que estamos hablando acá es de defender el trabajo de miles de obreros con salarios dignos’, concluyó.

(Artículo publicado en la edición de hoy de Infocampo Semanario)

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