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Desde el INTA defienden la inversión del Estado en ciencia: “Cada peso se multiplica por 11”

El INTA, junto a la Universidad Nacional Arturo Jauretche, pondrán en marcha una Unidad Integrada para la Agricultura Familiar Periurbana, en Florencio Varela. La defensa del organismo que realizó su presidente, Mariano Garmendia.

infocampo
Por Infocampo

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) firmaron el convenio de creación de la Unidad Integrada para la Agricultura Familiar Periurbana, que funcionará en un espacio de 950 metros cuadrados en la localidad bonaerense de Florencio Varela

El espacio tendrá como objetivo capacitar y profesionalizar a la agricultura familiar periurbana, realizar líneas de investigación situadas en el territorio y formar recursos humanos que tengan un perfil para trabajar con este sector.

El nuevo edificio posee características constructivas que habilitan el uso de la planta baja para el
público –debido a su carácter abierto– con lugares para exposición tanto permanentes como
temporales.

También permite contener las necesidades administrativas, vinculados al uso de oficinas
y espacios de investigación y a sus usos públicos, como espacio de relaciones del INTA con la
comunidad.

INVERSIÓN DEL ESTADO EN CIENCIA

En este contexto, el presidente del INTA, Mariano Garmendia, defendió la inversión del Estado en ciencia y su impacto positivo en la investigación vinculada al sector agropecuario.

Aunque no hizo referencia al respecto, pareció un mensaje indirecto hacia las críticas que recibió el organismo por parte del candidato a presidente, Javier Milei, y que le valieron hace poco una respuesta también de la vicepresidenta del INTA.

Cada peso invertido en el INTA se multiplica por 11”, sostuvo Garmendia, y agregó que esto se demostró a partir de un estudio que realizó el Centro de Economía y Prospectiva del organismo técnico.

También recordó que “el INTA es un actor relevante para enfrentar los desafíos del agro que se viene”.

“Desafíos en términos de adaptación al cambio climático, mejora concreta de la seguridad alimentaria y del desarrollo rural, incremento de la productividad y de la eficiencia agrícola, pero con respeto del ambiente”, puntualizó.


Durante el acto, Garmendia insistió varias veces con el valor de la ciencia y la tecnología pública, y su contribución al desarrollo del país; y destacó la importancia de trabajar en conjunto con los productores de alimentos para garantizar una mesa de alimentos sanos y accesibles.

“Hablamos del acompañamiento de cientos de técnicos del INTA a organizaciones, asociaciones y grupos de productores familiares a lo largo y ancho del país”, subrayó.

EJEMPLOS HISTÓRICOS

Para defender su postura, Garmendia citó ejemplos históricos de grandes desarrollos científicos que nacieron desde el INTA y contribuyeron al desarrollo del agro argentino y, por ende, del país.

Por ejemplo, en 1970, la vacuna antiaftosa oleosa polivalente formulada por el científico Scholein Rivenson, que permitió extender el efecto inmunológico y sentó un antecedente mundial.

“Los retornos económicos seguramente han sido relevantes”, señaló Garmendia, quien consideró que la declaración de la Argentina como “país libre de aftosa con vacunación” –en 1997– se atribuye parcialmente a la disponibilidad de esta vacuna.


Asimismo, el presidente del INTA mencionó la obtención de la primera cepa vacunal contra la Leucosis bovina, virus que afecta fundamentalmente al ganado lechero en la Argentina, países de América Latina y el Caribe, de América del Norte, Europa Oriental y de Asia.

“El desarrollo de la vacuna contra la Leucosis bovina es una investigación que llevó más de 10 años de estudio y en la que participaron investigadores del Instituto de Virología y de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela –Santa Fe– junto con especialistas de la Universidad de Liege –Bélgica–”, destacó Garmendia.

Asimismo, subrayó que dos tecnologías en las que Argentina es pionera a nivel global, como la siembra directa y las silobolsas, también cuentan con un enorme aporte del INTA.

“Desde el INTA acompañamos el desarrollo de estas tecnologías desde el inicio y, estamos orgullosos de que hoy, las silobolsas –por ejemplo– se exporten a más de 50 países. Y en la siembra directa, sus primeros pases fueron con ensayos en el INTA Marcos Juárez en 1975“, recordó.

También hizo referencia al aporte del INTA en mejora genética y perfeccionamiento de la tecnología en cultivos.

Un último caso testigo es la obtención de la primera variedad de algodón con fibras extra largas de la Argentina. Y uno con más desarrollo es haber logrado desarrollar maíces de siembra tardía, lo que significó “una revolución productiva”, finalizó Garmendia.