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El ascenso de la izquierda

Acabamos de conquistar el ingreso de un bloque de cuatro diputados nacionales y la instalación en numerosas legislaturas y concejos deliberantes.

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Por Infocampo

En el lapso de apenas dos años, el Frente de Izquierda pasó de medio millón de votos a casi un millón y medio, un crecimiento del 200 por ciento. Acabamos de conquistar el ingreso de un bloque de cuatro diputados nacionales y la instalación en numerosas legislaturas y concejos deliberantes. No lo logramos en calidad de fuerza democratizante, sino de frente revolucionario. En el piso superior de estos resultados, hemos derrotado en forma amplia al peronismo en la capital de Salta y establecido un empate a nivel de la provincia.

Entre las Paso nacionales y las provinciales, hemos avanzado un 30 por ciento, y entre éstas y las finales otro 30 por ciento -con un salto inédito en el interior de la provincia. En el cuadro del desmoronamiento del peronismo en cuanto movimiento popular, estos resultados nos postulan como candidatos a desarrollar un nuevo movimiento popular en Argentina de carácter obrero y socialista. Se ha manifestado una rebelión popular que ha tenido como escenario la conciencia del proletariado más activo y de numerosos estratos medios. En la inmensa mayoría de las concentraciones obreras, duplicamos y triplicamos los promedios electorales obtenidos en los distritos. La consecuencia política más directa de estos resultados deberá ser un salto de calidad en el desarrollo del movimiento obrero.

La política revolucionaria en el campo electoral se fusiona, de este modo, con el movimiento real de las clases explotadas. El domingo pasado se ha puesto de manifiesto la importancia de una estrategia y de un método. La unidad de la concepción política con el desarrollo práctico es la conquista fundamental de la experiencia que estamos atravesando. De aquí en más, esta praxis política deberá corporizarse en la unidad entre la acción parlamentaria de propaganda, por un lado, en una etapa de transición política (o sea, convulsiva) y la fusión de la izquierda revolucionaria con el movimiento obrero. El parlamentarismo, integrado a la totalidad de la propaganda socialista, deberá servir al desarrollo de la conciencia política de la clase obrera y a la educación revolucionaria de nuestros parlamentarios, en especial los más jóvenes, como tribunos y cuadros realmente socialistas.

Por Jorge Altamira

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