El futuro es sin dudas donde el productor agropecuario tiene puesta su mirada, tanto para chequear cuáles serán sus proyecciones como también para saber cuáles serán sus cotizaciones.
Es así que el sector cuenta con sus pizarras para evaluar y así decidir sus ventas; sucede con los cereales, las oleaginosas, pero hace unos años apareció el mercado de futuros para un nuevo producto que es el aceite de oliva, que está en pleno crecimiento en el mundo. Es el caso de Europa, y nuestro país no se queda atrás y suma hectáreas cada campaña.
En la Argentina, la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, organización gremial empresaria vinculada al comercio internacional, aporta a las empresas lo relacionado al mercado externo, pero también el asesoramiento y aporte de los mercados futuros. “Estamos trabajando para que todos los actores relacionados a la actividad económica, desde los productores hasta los exportadores accedan a la herramienta Mfao”, explicó Rodolfo César de Paz en diálogo con Infocampo.
Explicó el consultado que el Mfao permite transferir el riesgo de la volatilidad de los precios, incrementar los beneficios potenciales y la eficiencia, además de dotar de transparencia al mercado.
“Decidimos impulsar este mecanismo ya que de 2002 a la actualidad el sector creció más del 140% en las provincias de nuestro país; con este contexto es indispensable que el productor se cubra a futuro”, explicó De Paz.
Es para destacar que los futuros no pretenden sustituir al mercado físico, sino que actúan como mercado complementario, con una clara función de cobertura de precios, generando un sistema de formación de precios indicativos a diversos plazos que sirven de referencia al mercado de contado.
Con el fin de evaluar el potencial del Mercado a Futuros de Aceite de Oliva en nuestro país, sino ver la realidad del sector y sus perspectivas futuras, desde la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo destacaron el crecimiento de los últimos años.
Es así que destacan que hacia fines de los 90, en el país había un total de 71.000 hectáreas, de las cuales el 70% correspondía a variedades aceiteras y doble propósito. Según censos de la Dirección Nacional de Alimentos, en el período comprendido entre 1992 y 2003, la superficie con olivares creció en más de 50.000 hectáreas. Esto representa cerca de 14 M de plantas de olivos: el 65% corresponden a plantaciones con destino a aceite.
Con este contexto, las estimaciones relevadas por el sector indican que en 2010, sumando la superficie tradicional y la ingresada al circuito productivo, nuestro país contaría con 115.000 hectáreas con olivos, un total de 30 M de plantas de distintas variedades.
A todo este panorama se suma que las ventas al mercado externo representan grandes ingresos para el sector; es así que las empresas exportadoras de aceite de oliva tuvieron un excepcional incremento llegando en 2006 a una participación de 97 firmas, mientras que en 1997 sólo exportaban 22 empresas.
A lo largo de la década se aprecia el incremento de las ventas a mercados como España e Italia, mientras que en 2006 las exportaciones también fueron a Brasil, Estados Unidos e Italia.
Todo este panorama alentador y positivo a futuro amerita el uso de la herramienta Mfao para poder brindar un producto no sólo competitivo desde su calidad, que ya está comprobada por la aceptación en otras fronteras, sino también por su precio.
“El Mfao todavía no está operando en nuestro país, pero hay una normativa que permite ingresar a los exportadores, la idea es que esto se amplíe y toda la cadena cuente con esta herramienta”, dijo Rodolfo César del Paz.