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Enoturismo y gastronomía en Cafayate

Para disfrutar todo en familia, esta pequeña localidad de los Valles Calchaquíes ofrece hoy mucho más que vinos y bodegas. Cafayate ha mejorado su propuesta turística y gastronómica, a tono con la creciente demanda de sus visitantes

Para disfrutar todo en familia, esta pequeña localidad de los Valles Calchaquíes ofrece hoy mucho más que vinos y bodegas. Cafayate ha mejorado su propuesta turística y gastronómica, a tono con la creciente demanda de sus visitantes
infocampo
Por Infocampo

Cafayate tiene una magia que nadie sabe explicar, pero que se siente en cada rincón de este pequeño poblado que se enclava en el corazón de los Valles Calchaquíes. Ideal para disfrutar todo el año, la ciudad recibe a miles de turistas deseosos de probar sus mejores vinos, visitar sus bodegas y comer los típicos platos regionales a precios increíbles.

Durante mucho tiempo, los turistas llegaban al “pueblo que lo tiene todo” (tal la acepción que se le da en lengua indígena a esta localidad) sólo por unas horas. Recorrían la hermosa Quebrada de Cafayate (donde lucen caprichosas formaciones rocosas), llegaban para conocer una bodega y almorzaban rápidamente para regresar el mismo día a Salta capital.

La irrupción de nuevos emprendimientos hoteleros le está cambiando la cara a este turismo “fast food”. Hoy el visitante tiene otras opciones, como el lujoso Patios de Cafayate, administrado por la cadena propietaria del Sheraton, o el recién inaugurado Viñas de Cafayate Wine Resort.

El primero (luxurycollection.com/cafayate) es un alojamiento de lujo ubicado dentro de la Bodega El Esteco.

Viñas de Cafayate (www.cafayatewineresort.com) es un emprendimiento comandado, entre otros, por Marcelo Barbieri y Pablo Kishimoto. Está sobre el camino al Divisadero y el balneario del río Colorado, a unos tres kilómetros de la plaza principal.

Ya en la zona urbana se destacan El Rancho, en una esquina de la plaza donde preparan el mejor cabrito de la ciudad (al horno y con papas al romero). También en su inmejorable ubicación, se halla La Carreta de Don Olegario, el más antiguo de los restaurantes cafayateños, donde no se puede evitar el locro criollo.

Las mejores pizzas están en Baco, sobre la Avenida Güemes. El Criollo, una cuadra más adelante, ofrece un increíble menú de tres pasos a $ 10, sin bebidas. Y en Las Pircas, sobre la calle Alvarado, podrá encontrar platos locales y de raigambre andina Como se aprecia, Cafayate lo tiene todo: vinos, paisajes, comidas para todos los gustos y, lo más importante, precios que le harán creer que está pagando en euros.

Juan Carlos Fola

Especial para Infocampo

Para disfrutar todo en familia, esta pequeña localidad de los Valles Calchaquíes ofrece hoy mucho más que vinos y bodegas. Cafayate ha mejorado su propuesta turística y gastronómica, a tono con la creciente demanda de sus visitantes
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Por Infocampo

Cafayate tiene una magia que nadie sabe explicar, pero que se siente en cada rincón de este pequeño poblado que se enclava en el corazón de los Valles Calchaquíes. Ideal para disfrutar todo el año, la ciudad recibe a miles de turistas deseosos de probar sus mejores vinos, visitar sus bodegas y comer los típicos platos regionales a precios increíbles.

Durante mucho tiempo, los turistas llegaban al “pueblo que lo tiene todo” (tal la acepción que se le da en lengua indígena a esta localidad) sólo por unas horas. Recorrían la hermosa Quebrada de Cafayate (donde lucen caprichosas formaciones rocosas), llegaban para conocer una bodega y almorzaban rápidamente para regresar el mismo día a Salta capital.

La irrupción de nuevos emprendimientos hoteleros le está cambiando la cara a este turismo “fast food”. Hoy el visitante tiene otras opciones, como el lujoso Patios de Cafayate, administrado por la cadena propietaria del Sheraton, o el recién inaugurado Viñas de Cafayate Wine Resort.

El primero (luxurycollection.com/cafayate) es un alojamiento de lujo ubicado dentro de la Bodega El Esteco.

Viñas de Cafayate (www.cafayatewineresort.com) es un emprendimiento comandado, entre otros, por Marcelo Barbieri y Pablo Kishimoto. Está sobre el camino al Divisadero y el balneario del río Colorado, a unos tres kilómetros de la plaza principal.

Ya en la zona urbana se destacan El Rancho, en una esquina de la plaza donde preparan el mejor cabrito de la ciudad (al horno y con papas al romero). También en su inmejorable ubicación, se halla La Carreta de Don Olegario, el más antiguo de los restaurantes cafayateños, donde no se puede evitar el locro criollo.

Las mejores pizzas están en Baco, sobre la Avenida Güemes. El Criollo, una cuadra más adelante, ofrece un increíble menú de tres pasos a $ 10, sin bebidas. Y en Las Pircas, sobre la calle Alvarado, podrá encontrar platos locales y de raigambre andina Como se aprecia, Cafayate lo tiene todo: vinos, paisajes, comidas para todos los gustos y, lo más importante, precios que le harán creer que está pagando en euros.

Juan Carlos Fola

Especial para Infocampo

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