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Harinas: preocupa proteccionismo de Brasil

El miércoles 16 de agosto, la Federación de la Industria Molinera Argentina emitió un comunicado destacando el hecho de que 200 camiones con destino a Brasil se encontraban demorados en la frontera, a la espera del resultado de los análisis que desde el 3 de agosto el vecino país somete a las premezclas de origen... Read more »

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El miércoles 16 de agosto, la Federación de la Industria Molinera Argentina emitió un comunicado destacando el hecho de que 200 camiones con destino a Brasil se encontraban demorados en la frontera, a la espera del resultado de los análisis que desde el 3 de agosto el vecino país somete a las premezclas de origen argentino.

A razón de 28 toneladas por camión y un valor FOB de 180 u$s/t, se trata de una carga valuada en torno al millón de dólares que genera quebrantos para el comercio, tanto para el exportador como para el importador.

La molinería argentina ha declarado que no existe fraude alguno en las exportaciones de premezclas (la molinería brasileña sostiene que son harinas âdisfrazadasâ de premezcla para pagar retenciones de 5% en lugar de 20%) y que este comercio se enmarca dentro de los acuerdos aduaneros internacionales.

Pero más allá de la razón que pueda asistir a una u otra parte, la realidad es que se trata de un comercio importante para el molino que se ha volcado al mismo, pero marginal en términos del intercambio bilateral.

Brasil consume anualmente unas 11 millones de toneladas (Mt) de trigo, de las cuales produce alrededor de 5 Mt (esta campaña 2006/07 se espera que coseche bastante menos todavía), de forma tal que sus molinos necesitan importar entre 6 y 7 Mt para abastecer el mercado interno. Ese valor ronda los u$s 900 millones, aproximadamente.

En tanto, las exportaciones de harinas o premezclas argentinas en 2005 a ese país sumaron 250.000 toneladas por valor de unos u$s 45 millones, es decir el 5% de lo que se importa de trigo.

De manera que no parecen números que vayan a provocar una disrupción en el mercado interno brasileño de la molinería. Esto es lo que argumentan los directivos de la Faim, en términos de que no están produciendo daño a sus pares del vecino país.

Y aquí viene la pregunta: ¿puede  el liderazgo político de un bloque que busca ser una plataforma de negocios, especialmente en el agro, detenerse frente a estos problemas?

Por el lado de la Argentina, el pecado está en el esquema de retenciones, que finalmente termina castigando a quienes buscan agregar valor. Esto, porque se determinó que tanto el trigo como las harinas lleven un arancel del 20%.

Pero las premezclas (harinas adicionadas) habían quedado afuera con un derecho de exportación de 5%. Hay que tener en cuenta que un arancel de 20% no grava sólo al trigo que compra el molino para procesar, sino a la electricidad que consume, los sueldos que paga, las bolsas que utiliza, etcétera.

Entonces la molinería pudo sobrevivir después de la convertibilidad mudando su oferta hacia las premezclas en lugar de las harinas. Pero la sumatoria de ambos productos se ha mantenido estable en el tiempo.

Aun cuando este año las exportaciones de premezclas llegaran a 320.000 toneladas, sigue siendo una magnitud pequeña para lo que es el mercado brasileño.

La Faim espera una solución política al tema, pero también cabría un acuerdo entre privados en el marco del diálogo racional.

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