Hay que reconocer que el mundo se alimentó de una agricultura de esfuerzo y degradación de suelos. Hay que tener en cuenta que la agricultura se inició en el Creciente Fértil, el que devino en un desierto (Irak-Irán) en la actualidad, como resultado de las labranzas continuas. Lo que daña los suelos no son los cultivos, son las labranzas.
En
En 1995,
Tenemos que reconocer cuánto hemos progresado. Hoy nuestra agricultura es más productiva y más sustentable.
Nuestros campos están mejor que los campos que recibimos. Cuando alquilamos un campo y hacemos siembra directa y después de unos años cuando se lo devolvemos a su dueño, el campo es mejor y vale más.
El desarrollo sustentable fue la inquietud que convocó a
En el curso de esa conferencia se presentó nuestro testimonio como productores agrícolas. Señalábamos que lo hacíamos sin labranzas y ofrecíamos al mundo un ejemplo y una buena noticia: ya no era necesario arar para producir granos.
Si bien nuestra participación no trascendió en ese momento, estoy convencido de que es un hito histórico, que con el tiempo será reconocido.
Hay dos conceptos que se empiezan a relacionar a partir de esta reunión: el desarrollo y la sustentabilidad. Anteriormente se ponía énfasis en el desarrollo, y actualmente se pone énfasis en la sustentabilidad.
El desarrollo sin sustentabilidad transfiere el problema a nuestros hijos. La sustentabilidad sin desarrollo nos trae el problema a nosotros y a nuestros hijos. Si actualmente hay graves problemas, tales como mortalidad infantil, hambre, miseria y pobreza, imaginemos qué podría ocurrir sin desarrollo o menor producción de alimentos.
Hay que tener en cuenta que la población se nutre en un 95% con alimentos derivados de la producción del suelo, y que la humanidad demoró 200 mil años para llegar a ser 1.000 millones. Algo que en la actualidad ocurre cada 13 años.
Pensar que fue una agricultura impulsada por la tracción humana, luego la tracción animal, y finalmente llega la mecanización y aplicación de insumos: fertilizantes, riego y productos fitosanitarios, en los últimos cincuenta años.
Aún existen problemas de desnutrición, a pesar del aumento extraordinario de la productividad de la agricultura. Imaginemos la situación, si no se hubiese producido la transformación que dio lugar la ‘Revolución Verde’, impulsada por Norman Borlaug.
Digo esto porque se escuchan reclamos de ambientalistas que proponen volver a una agricultura pre-moderna, cuya productividad conocemos, porque ya se vivió, y los daños ambientales: erosión, degradación de los suelos, desertificación, etc., están descriptos en la bibliografía científica agronómica.
Por eso creo que hay que hablar de ‘desarrollo sustentable’, que consiste en tener alta productividad, porque es necesario para abastecer a una humanidad creciente; y, por otra parte, también preservar los recursos naturales: suelos, agua y aire; emplear menos energía fósil; secuestrar carbono, es posible; emplear menos agua de riego y cuidar el uso de agua de napas.
Por Víctor Trucco. Consultor privado
Artículo publicado en la edición de esta semana de Infocampo Semanario