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La producción agrícola empuja al alza a la economía en Brasil

La economía de ese país dio ayer una nota optimista que sorprendió a propios y extraños, al anunciarse que el PBI creció en el segundo trimestre un 1,5% respecto al primero de este año, ayudado por la performance de las exportaciones de materias primas.

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Por Infocampo

En un contexto signado por las depreciaciones monetarias en los países emergentes, debido al próximo giro de la política de la Reserva Federal estadounidense, el real brasileño comenzó a frenar su caída esta semana tras el aumento de la tasa de interés y, ahora, con este sorpresivo crecimiento.

De acuerdo con los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el PBI ascendió a 1,2 billones de reales entre abril y junio, un crecimiento del 1,5% en el trimestre por encima del aumento del 0,6% registrado en el primer trimestre de 2013.

La clave de este progreso inesperado para el Gobierno y los analistas de mercado ha sido el sector agropecuario, cuya producción subió un 3,9% en el trimestre frente a un 2% de la industria y un flojo 0,8% de los servicios.

En comparación con el segundo trimestre del año pasado, el PBI subió un 3,3%, mientras que el crecimiento anualizado de este 2013 es del 2,6% y el acumulado de los últimos 12 meses alcanza al 1,9%.

El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, quien en la semana que culmina había advertido de que el país enfrentaba una “mini crisis” cambiaria, reaccionó con aire triunfalista ayer al dar a conocer los resultados del segundo trimestre.

Lejos de su tono medido de comienzos de semana, Mantega vaticinó ayer que Brasil podría llegar a crecer a una tasa anual media del 4% a partir del año próximo, gracias a un mejor desempeño de las exportaciones alentadas por la devaluación del real y a una hipotética reactivación económica mundial.

De un lado, Mantega se apoya en el debilitamiento del 17% que ha sufrido el real desde mayo pasado frente al dólar, al tiempo que cree ver un reforzamiento de la mejoría de Estados Unidos y un posible despegue, aunque lento, de la economía europea.

El pronóstico formulado por el responsable de la economía brasileña está evidentemente condicionado por la conducta que finalmente sigan las economías centrales y también, en una medida nada desdeñable, por lo que ocurra en las de las economías emergentes, sobre todo China, Rusia, India y el sudeste asiático.

Otro elemento en el que se basa Mantega para creer que habrá una aceleración del alicaído crecimiento de Brasil es la inversión pública y privada en infraestructuras: aeropuertos, puertos, carreteras y ferrocarriles, de cara al Mundial 2014 y las Olimpíadas de 2016.

Los resultados del PBI del segundo trimestre son, al menos, un crédito en favor de la visión del ministro, ya que es el mejor logrado en tres meses desde el primer trimestre de 2010, cuando la economía brasileña creció un 2%.

Pero la puesta en marcha de un paquete de 60.000 millones de dólares por parte del Banco Central para intervenir en el mercado de cambios e impedir una mayor devaluación del real, indica que la situación de la economía dista de haber salido de la zona de riesgo.

El aumento de la tasa de interés básica al 9% esta semana forma parte de la misma batería monetaria y cambiaria, en un contexto donde la inflación y el endeudamiento de particulares y empresas están frenando el consumo interno.

Las recientes protestas sociales que tuvieron un carácter masivo y que continúan aunque en menor medida, también reflejan el descontento por el descenso del poder adquisitivo y de calidad del empleo.

En cualquier caso, los datos del segundo trimestre generan una expectativa de reversión de la tendencia declinante de Brasil en el último año y medio, pero mientras la mejora del sector primario no se extienda con fuerza a la industria y los servicios, el pronóstico de Mantega seguirá siendo condicional.
   

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