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La siembra argentina, for export

Según las cifras de la Aduana, unas 230 unidades fueron exportadas en 2005, por un monto cercano a los u$s 6 millones. Pero se cree que en 2006 esas cifras podrían duplicarse y hay muchas expectativas con los países de agriculturas similares a la argentina.

Según las cifras de la Aduana, unas 230 unidades fueron exportadas en 2005, por un monto cercano a los u$s 6 millones. Pero se cree que en 2006 esas cifras podrían duplicarse y hay muchas expectativas con los países de agriculturas similares a la argentina.
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Por Infocampo

Al compás de la siembra directa y del avance de la agricultura hacia nuevas zonas, la industria metalmecánica también tuvo su crecimiento. Los números que maneja el Inta Manfredi, un verdadero think tank de los “fierros”, hablan de una consolidación del mercado de las sembradoras en los últimos años, con ventas que variaron entre 4.600 unidades en 2005 y 5.600 en 2004. De la devaluación a la fecha, la industria colocó más de 18.000 sembradoras en el mercado.

Ahora, según la información disponible por la Afip, en 2005 se habrían exportado unas 230 unidades, es decir alrededor del 5% de la producción total, por un valor cercano a los 6 millones de dólares. El valor FOB promedio de cada unidad se ubicó en torno de los 25.000 dólares. Estos números son similares a los de 2004, cuando se exportaron unas 250 unidades.

Cuando se analizan los destinos que tuvo la maquinaria el año pasado, salta a la vista que los mejores clientes han sido los productores sudamericanos, más exactamente los de países vecinos (ver cuadro). En tanto, la promocionada Venezuela aparece con 11 sembradoras compradas, por debajo de países europeos como Francia, España e Italia, que juntos se llevaron cerca de 50 unidades. También aparecen destinos exóticos como Armenia, Sudáfrica o Australia.

En este negocio aparecen unas 20 empresas participando, con volúmenes muy disímiles. Al frente están Tanzi (51), Bertini (39) y Super Walter (21). En el medio, empresas como Fercam, Giorgi, Erca o Pla registran ventas inferiores a las diez unidades.

“Para una pyme, exportar es un desafío”, comenta Rogelio Magnoni, vicepresidente de Erca. “En lo operativo, por ejemplo hay que adaptar el producto para que pueda ser transportado en contenedores”, agrega.

Magnoni cree que el volumen de exportaciones total de sembradoras se duplicará en 2006. Ve con buenas perspectivas a los mercados de Europa oriental y Asia, porque quieren avanzar en siembra directa y porque sus campos se asemejan a los argentinos.

“Hace tres años que estamos exportando”, comenta por su parte Daniel Scarpeccio, gerente comercial de Búfalo SA, propietario de la marca Super Walter. El directivo sostiene que están exportando el 20% de su producción y que Bolivia es uno de sus mejores clientes. El año pasado desembarcaron en el mercado sudafricano, con promesas de crecimiento, mientras que este año vendieron en Uruguay y Paraguay, mercados que tienen sus bemoles, porque al poseer suelos pesados (arcillosos) requieren de adaptaciones especiales para los equipos.

En cuanto a Venezuela, Scarpeccio comentó que la semana pasada embarcaron 30 máquinas a ese destino, en un arreglo comercial entre privados. En este sentido, Magnoni cree que las ventas privadas al país de Chávez serán importantes este año.

En cambio, Osvaldo Giorgi, directivo de la firma homónima, sostiene que ese mercado “es un gran interrogante por el tremendo control de divisas que impide que el comercio fluya”, sintetiza el empresario. La firma está más orientada al mercado uruguayo, donde opera desde hace 33 años, pero a diferencia de lo que opina Scarpeccio, los equipos que colocan allí son similares a los que venden en el mercado argentino.

Por su parte, Oscar Lattanzi, de la firma Agrometal, comentó que están muy activos en Bolivia e ingresando en la Unión Europea, vía Italia.

“El tema de Europa (occidental) es que requieren máquinas más chicas porque los campos no son tan extensos como los argentinos y porque el ancho de transporte no puede superar los tres metros. Ellos trabajan con un ancho de labor de 5 o 6 metros y les prestan mucha atención a los elementos de seguridad”, explicó.

Javier Preciado Patiño y Juan I. Martínez Dodda

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