El simple hecho de que que el Tesoro se vea obligado a convalidar rendimientos de casi 30% anual en pesos en sus últimas licitaciones de bonos -los Bonac-, es una “preocupación” que, en las propias palabras del ministro, Economía comparte con el sistema financiero, según publicó iProfesional.
“Estamos trabajando con los bancos para bajar las tasas”, afirmó el ministro, mientras se retiraba del encuentro organizado por el Cicyp en el Hotel Alvear. “La de las tasas es una preocupación que compartimos con el sistema financiero”, continuó.
Las tasas altas suelen ser una traba para el crecimiento económico, ya que encarecen el crédito para las empresas y para los individuos. Pero también suelen usarse en política monetaria para fomentar el ahorro, ya que se supone que alientan a los agentes económicos a dejar su dinero en los bancos en vez de gastarlo o volcarlo en inversiones alternativas, como es en la Argentina el caso del dólar.
Pese a que el Gobierno intentó en diversas ocasiones bajar las tasas del sistema financiero y sigue fomentando la colocación de líneas de crédito subsidiadas, la realidad es que en los últimos meses no ha podido torcerles el brazo a los operadores, que exigen tasas de interés que los cubran ante el avance de la inflación y que sean lo suficientemente atractivas como para competir con un dólar que empieza a subir.
Ante la consulta de La Nación de por qué consideraba que se estaban pagando tasas tan altas en pesos, Kicillof optó primero por esquivar el tema y escudarse en las estadísticas privadas, que suele denostar.
“Gran parte de la oposición piensa que la inflación es mucho más alta que eso por las tasas que paga el Gobierno por endeudarse”, aseveró.
Considerando que Kicillof estimó recientemente que la inflación estará este año por debajo del 18% anual, una tasa en pesos del 30% arroja un rendimiento en términos reales nada despreciable de 12%. Según las estimaciones privadas, sin embargo, la inflación está entre 25 y 28% anual.
En lo que va del año, el Tesoro ya hizo seis licitaciones de Bonac y tomó del mercado por esta vía unos $ 30.000 millones. La frecuencia de licitaciones se aceleró en junio. De probar en el mercado cada tres semanas pasó a intentar hacerse de fondos frescos cada dos semanas. Según los economistas, el Tesoro deberá cubrir este año un déficit cercano al 6% del PBI, el más alto desde los años 80.
