La industria molinera nacional atraviesa, quizás, uno de sus mejores momentos, favorecida por la medida que tomó el Gobierno de bajar los derechos de la harina del 20 al 10%. Esto, sumado a las compensaciones que otorga por las compras de trigo para que el precio del pan no se dispare en el mercado interno y la fuerte demanda externa del producto, resulta en una ecuación rentable para esta industria.
Aprovechando los vientos a favor, Molino Carhué, del sudeste de la provincia de Buenos Aires, arrancó el año con proyectos e inversiones.
José Luis Marino, director ejecutivo de la firma, detalló a Infocampo que a fines de 2007 alquilaron el Molino Tornquist con el fin de ampliar su capacidad de producción y poder enviar los excedentes al mercado brasileño.
“Tomamos la decisión para aprovechar las ventajas que hoy tiene la Argentina respecto de otros países productores de harina. Tenemos retenciones del 10% y un trigo muy competitivo, mientras que otros deben pagar por el cereal un precio internacional.”
Así es como Molino Carhué comenzará a exportar sus excedentes al mercado brasileño. Hasta el momento, la totalidad de su molienda (100 toneladas por día) se destinaba al mercado interno.
“Queremos moler las 24 horas, de lunes a sábados, en ambos molinos, y de esta manera aprovechar las ventajas competitivas”, anunció.
Según Marino, las compensaciones son un factor fundamental para que la industria molinera argentina se siga expandiendo. “Esto también es el resultado de haber hecho bien las cosas, ahora hay menos marginalidad en el sector, por lo que los que siempre vendimos en blanco accedemos a las compensaciones sin problemas.”
El Molino Tornquist tiene una capacidad de molienda de 70 toneladas por día, y la firma de Carhué tiene previsto volcar el 50% de su producción en el mercado internacional y el resto en el interno.
Marino remarca que la demanda interna también está muy activa y que su firma no descuidará lo que es hoy el fuerte de su negocio.
“El contrato de alquiler de la planta de Tornquist es por tres años, con opción de compra. Nuestro proyecto es reinvertir los dividendos del negocio durante estos tres años y duplicar la capacidad de producción de la planta de Carhué”, sostuvo.
Otra novedad es que la firma también compró dos camiones que eran propiedad de Molino Tornquist, y de esta manera su flota de distribución ascendió a 6 unidades: “Nosotros entregamos en forma directa para garantizar un mejor servicio y también queremos seguir creciendo en logística y distribución”.
Según opina el director ejecutivo de Molino Carhué, su caso es el reflejo de lo que están haciendo los molinos de mayor escala de la industria argentina.
“Hoy todos están invirtiendo o proyectando futuros planes para aumentar la producción y poder enviar más al mercado externo”, concluyó.