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Nidera apuesta a su perfil industrial

"Vamos a sacarle el jugo a nuestros activos", afirma Alejandro Figueroa, nuevo country manager en el país. A pesar de que la china Cofco detenta la mayoría accionaria, la compañía mantendrá su individualidad dentro del grupo.

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Por Infocampo

Soplan nuevos vientos en Nidera. A escala global, a fines del año pasado el board decidió no avanzar en la conformación de una única compañía junto con Cofco y Noble Grain. Tras haber adquirido el 51% de Nidera y el 100% de Noble Grain, la asiática Cofco planeaba unificar todo en una gran plataforma de agronegocios, e incluso salir a la Bolsa.

Así lo dejaron trascender durante la primera mitad del año pasado. Pero sobre el filo del año, los holandeses decidieron que su compañía iba a seguir operando dentro del grupo Cofco, pero manteniendo su individualidad. Ahora, anuncian que en junio su CEO, Ton van der Laan, dejará el cargo en el marco de una reestructuración general del management de la compañía.

A escala nacional también hubo cambios. Jorge Correa, un ingeniero que había desembarcado en 2014 como country manager, luego de 17 años en el Rabobank, ha dejado el puesto, y en su lugar asumió Alejandro Figueroa, otro ingeniero (mecánico en este caso, aunque también egresado del ITBA), pero surgido de las propias filas de Nidera, donde arrancó hace seis años con la responsabilidad del área de refinamiento de aceites.

Y la visión de hacia dónde va la compañía también parece tener nuevos horizontes con el desembarco de Figueroa. El nuevo country manager sostiene que la idea es “tener una mirada muy fuerte sobre los activos”, frase que puede sonar como un eufemismo, pero que en el lenguaje de los agronegocios tiene toda una significación.

Por empezar, la filial argentina es una parte considerable del negocio global. Pero además, en la Argentina, Nidera no es solo una mesa de trading, sino que tiene muchos “fierros”, o activos o, más fácil aún, instalaciones industriales y portuarias estratégicas. Exprimir a fondo cada uno de estos activos es la misión encargada a Figueroa.

El ejecutivo detalla que en los últimos años invirtieron 34 millones de dólares en el Puerto Gral. San Martín, para ampliar y mejorar la capacidad de embarque, tanto de granos como de subproductos (harinas y aceite) y descarga de fertilizantes.

Y hablando de sacarle el jugo a los fierros, Figueroa señala orgulloso que en el último año embarcaron desde este puerto el volumen récord de 5,1 millones de toneladas de productos, buena parte como servicio de elevación para terceros.

“Hicimos una descarga de fertilizantes y carga de aceite crudo, que mejora la eficiencia del conjunto, porque mientras el grano se carga a 2.400 toneladas por hora, el aceite lo hace a 600, con lo cual usar esa línea para cargar aceite iba en detrimento de la productividad de la instalación. Ahora tenemos la posibilidad de trabajar a pleno con la terminal de grano y harinas, y en la otra terminal, el aceite”, explica Figueroa.

En lo que hace a puertos, Nidera tiene participación en los consorcios de Necochea y Bahía Blanca, en el primero de los cuales han renovado recientemente el contrato y donde poseen una terminal de fertilizantes.

Otra de las inversiones la realizaron en Saforcada (Junín), donde está la planta de crushing de girasol. La novedad fue agregar a la línea de 2.000 toneladas/día de girasol, otra similar pero de soja, con lo cual la planta pasa a ser multigrano. Obviamente, la decisión no escapa de la realidad agrícola argentina, donde la producción de soja viene en continua expansión mientras que la de girasol está estancada o en retroceso.

En tanto, otros 12 millones de dólares fueron a la planta de refinacíon de aceite que Nidera tiene en el Gran Buenos Aires, más específicamente en Valentín Alsina. “La Argentina tiene que proteger el agregado de valor, porque, si exportamos granos, otros países lo van a procesar”, señala Figueroa.

Es que en el negocio del aceite de girasol refinado, donde Nidera tiene el 12% del mercado interno, pero lidera en la exportación, suceden dos cosas. Por un lado, el precio interno -sujeto a las presiones políticas- ha quedado muy atrasado. Y el nuevo Gobierno está pidiendo un plazo hasta fin de año para “sincerar” su verdadero valor. Dicen que se trata de que pase de los $9/10 por litro a $18, y terminar con el autosubsidio que se aplica la industria aceitera en su conjunto, ya que un fideicomiso conformado a partir de la exportación se transfiere al consumo interno.

Por otro lado, el enrasamiento a cero de los derechos de exportación para el grano de girasol y sus manufacturas industriales ha llevado a que sea más negocio hoy exportar el primero que los segundos. Si bien la posibilidad de tener un diferencial arancelario como conserva la cadena de la soja (tres puntos porcentuales a favor de las manufacturas) es políticamente inviable, una estrategia de reintegros, que premie la agregación de valor sería el camino indicado.

Ahora empieza el tiempo de la gestión de Figueroa, que dirá si los objetivos se cumplieron, se superaron o quedaron a medio camino.

Por Javier Preciado Patiño, Semanario Infocampo

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