Con el panorama político de la provincia de Tierra del Fuego ya definido, problemas con el abastecimiento de la urea, falta de energía para la producción y una producción agrícola que sigue la ruta del crecimiento a toda máquina (junto con todo el Conosur), vuelve a salir a flote un proyecto de radicación de una planta de producción de urea en la isla.
La propuesta tomó forma durante los 90, pero los avatares económicos y políticos del fin de la década hicieron que quedara archivada.
En la actualidad se están realizando sondeos para atraer inversores interesados en tener una planta con capacidad para producir 1,2 millón de toneladas del fertilizante nitrogenado, un volumen similar al de la planta de Profertil en Bahía Blanca.
La urea se fabrica con nitrógeno tomado del aire y gas. Este gas puede ser provisto desde las plataformas petroleras off shore que operan en la costa fueguina. Según se pudo saberharían falta unos 2,5 millones de metros cúbicos diarios para una planta de estas características.
Adrián Cardella y Miguel Figueroa, consultores que están impulsando el proyecto, sostienen que en la actualidad ese gas se está reinyectando en los pozos, con lo cual su uso industrial no significaría una merma para el sistema energético nacional.
Se estima que la inversión para una planta de estas características rondaría los 650 millones de dólares, a lo que habría que sumar 90 millones de dólares más para la construcción de un puerto a 10 km de la localidad fueguina de Río Grande, desde donde se embarcaría la urea.
Si bien hay quienes se muestran escépticos sobre las posibilidades de que este proyecto se concrete, Cardella y Figueroa tienen expectativas basadas en el auge de los productos agrícolas, para cuya producción se requiere de nutrientes.
Por otra parte, los precios actuales de la urea y los que se proyectan hacia futuro permiten un recupero más rápido de la inversión, lo cual es atractivo para los inversores.
Un tercer argumento es el interés que pueden tener compañías que hoy se abastecen de urea de terceros para tener su propia planta.
Un atractivo especial es que oportunamente se había declarado a esta inversión, otorgada a la compañía Amosur (iba a ser la desarrolladora del proyecto), la exención impositiva que pesa para los envíos de la isla al continente.
Entre los beneficios que se le otorgó se encontraba también la posibilidad de recuperar el IVA ventas para la compañía.
En su momento, indicaron las fuentes, hubo una empresa de fertilizantes europea interesada en llevar adelante la inversión. Se estima que la construcción de una planta de estas características llevaría dos años y otro tanto para el puerto (hay un avance de 20%), lo cual es un plazo lógico.
