Sin embargo, un providencial debilitamiento de “La Niña”, un evento climático asociado a la ocurrencia de lluvias inferiores a lo normal en el área agrícola sudamericana, que coincidió con un avance hacia el sur de la corriente cálida del Brasil, volvió a destrabar los mecanismos de producción de precipitaciones, destaca un informe elaborado por la Fundación Climagro.
Esto permitió que se produjera una segunda racha de lluvias abundantes, que se desarrolló durante la última semana de febrero, salvando la situación justo en el último momento y evitando un estrés hídrico.
Afortunadamente, es difícil que “La Niña” pueda reactivarse durante este mes, ya que marzo marca usualmente el final del fenómeno, por lo que este comportamiento genera la presunción de que la primera parte del otoño registre precipitaciones abundantes.
Una evolución de ese tipo, proveería buenas reservas hídricas para la siembra de los cultivos de invierno, brindando la oportunidad de recuperar la producción triguera del país durante la próxima campaña agrícola.
No obstante, esta posibilidad no estaría exenta de riesgos. Por un lado, un incremento de las lluvias daría condiciones favorables para que se produzca un avance de la roya asiática de la soja en la Argentina.
Por otro lado, las lluvias podrían dificultar las labores de cosecha, incrementando los costos y haciendo perder calidad. Se espera que hacia comienzos de mayo el enfriamiento del continente ponga fin a la posibilidad de lluvias, brindando condiciones secas y frías, y eliminando toda perspectiva de recuperación de las reservas hídricas.
La segunda parte del otoño y la mayor parte del invierno 2006 es probable que experimenten lluvias escasas, que serán acompañadas por fuertes oscilaciones térmicas. Se estiman otoñales heladas tempranas a causa de vientos fríos provenientes de la Patagonia.
