Una de las estimaciones más optimistas es la de Farm Futures, que a partir de una encuesta al 20 de enero vaticina un área de 35,8 millones de hectáreas, más de 10% arriba de las 31,7 de la 2006/07.
Si bien hay un límite para el área a sembrar -por ejemplo por la necesidad de rotación con la soja- todo el mundo coincide en que los buenos precios del cereal empujarán a los farmers a sembrarlo más que en la última campaña.
La paradoja es que los excelentes precios del cereal se dan con una buena cosecha estadounidense en el orden de los 270 millones de toneladas. La explicación del fenómeno -tal como se viene repitiendo- se enfoca en la demanda adicional por el uso del maíz en la fabricación de etanol.
¿Qué consecuencias puede traer el auge del cereal? Los farmers se convertirán en una aspiradora de insumos, como fertilizantes, semillas y herbicidas. En el caso de los nutrientes, el último informe del IFA (International Fertilizer Industry Association) habla de un 2007 con una situación ajustada de oferta y demanda para la urea, con la oferta china restringida por derechos de exportación de 30% y un consumo en franco crecimiento en la India. A esto se le sumará una mayor demanda de fuentes nitrogenadas desde los EE.UU.
Los farmers también usarán más atrazina, un herbicida cuyo principal fabricante mundial está radicado en la Argentina.
Por otra parte, ya se empieza a hablar de que para 2007/08 el área maicera argentina podría crecer ¡un millón de hectáreas! y hay quien se anima a hablar de más.
La fuente son las encuestas que realiza la industria semillera, para planificar su estrategia de producción y comercial.
Con el salto tecnológico reflejado en la productividad individual de los lotes de maíz (este año los chacareros argentinos van a estar en torno a los 7.900 kg/ha), un millón de hectáreas más van a tener un impacto tremendo en la demanda de semillas, fertilizantes y agroquímicos, además del efecto colateral sobre el flete, el acopio, el embolsado, el procesamiento, la exportación, etcétera.
Para darnos una idea, ese millón más de hectáreas representa una inversión de no menos de 60 millones de dólares en semillas y de otros 80 millones en fertilizantes (nitrógeno y fósforo).
Como hablábamos un tiempo atrás con Jorge Romagnoli, presidente de Aapresid, finalmente el mejor argumento para incluir el maíz en la rotación termina siendo los buenos precios.